Juegos de seducción

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No fue sorpresa ver a su hermano con una mujer, besándose apasionadamente, causándole repulsión por la forma desenfrenada en la que intercambiaban saliva

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No fue sorpresa ver a su hermano con una mujer, besándose apasionadamente, causándole repulsión por la forma desenfrenada en la que intercambiaban saliva.

—Me repugnas. —Hizo notar su presencia. Cuando Liaw se encontraba con una mujer en situaciones como esa, no se percataba de nada más.

La mujer se detuvo de inmediato y luego contempló con asombro y cierto atisbo de lujuria al hombre que acababa de ingresar.

—Vete —le ordenó a la mujer, sin importarle la forma sensual en que se mordía el labio inferior.

— ¿Por qué? ¿No quieres unirte? —preguntó sin abandonar esa sensual expresión.

Los ojos de Ethan Brillaron de forma asesina, transformando el gesto de la mujer.

—Fuera —volvió a ordenar y ella no esperó. Velozmente recogió su abrigo y salió del camarote.

Liaw había permanecido inmutable, observando tranquilo con las manos tras la cabeza.

— ¿Pensabas hacerlo con Charleen aquí? —le reclamó Ethan, tornándose cada vez más y más furioso. Ya era demasiado compartir camarote con él, no pensaba aguantar sus actitudes.

—Solo si ella quería, la iba a invitar a unirse, y si no, la dejaría dormir en el pasillo. —Levantó los hombros desviando la mirada.

— ¡Estás enfermo! Cada vez que te veo te comportas más patético y repulsivo. —Le pateó la cama con mucha fuerza, alejándola con el pie hasta chocar contra la pared. Seguidamente hizo lo mismo con la cama vacía, quería separarse lo más posible de él.

—Vamos, antes te divertías igual. ¿Desde cuándo eres un asexual? ¿O es que la chiquilla te deja tan satisfecho? —preguntó con sorna, Ethan estaba en verdad furioso, y nada le venía mejor que seguirlo provocando. Estaba aburrido y una pelea con su hermano mayor parecía entretenida.

Ethan volteó para lanzarle una pequeña daga y se la clavó en el brazo. Liaw apenas la había visto venir y no había tenido tiempo de esquivarla. Adolorido e irritado desclavó el arma de su músculo.

—Voy a soportar sólo tu presencia. Otro comentario de ese estilo y corto tu garganta. Si quieres hacer guarradas te vas fuera.

Liaw protestó en voz baja, murmurando un hechizo para curar su herida. Conocía los límites, y cuando Ethan hablaba con esa seriedad, se tornaba en verdad peligroso; incluso para él.

  Conocía los límites, y cuando Ethan hablaba con esa seriedad, se tornaba en verdad peligroso; incluso para él

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El tesoro de Charleen (Foris #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora