Empiezan los combates

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Con tal pasaba el día y se realizaban actividades, más y más extraña se le hacía a Charleen esa fecha

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Con tal pasaba el día y se realizaban actividades, más y más extraña se le hacía a Charleen esa fecha. No encontraba lo religioso en ningún lado, menos lo sagrado; y el concepto de diversión de los unuas no incluía baile ni juegos. Sí habían artistas humanos que tocaban instrumentos paseándose por las calles, donde mesas de banquetes se habían armado (mesas al nivel del suelo y rodeadas de almohadones, como comían los unuas); jóvenes unuas que habían aprendido a tocar la guitarra y el violín de sus maestros alquimistas, interpretaban desconocidas melodías, y algunas jóvenes cantaban en su idioma natal dulces y mágicas canciones que podían calar hondo en quien las escuchaba; aún sin comprender las palabras, el sentimiento con el que interpretaban las notas, era suficiente para palpar las emociones que la canción pretendía transmitir; al mismo tiempo realizaban conjuros, según explicaciones que Ethan le daba a Charleen al pasar y lo que ella había aprendido en los pasados días, muchos hechizos podían ser realizados mediante canciones, potenciando con la melodía su efectividad y al mismo tiempo ayudando a la concentración cuando resultaba muy complicado.

Se detuvo un momento a observar a una muchacha de su edad. Con el sonido de las palabras saliendo armónicamente de su boca, un circulo de hielo crecía a su alrededor, suspendida a centímetros del aire, flotaba sobre un mandala de luz y el círculo de hielo crecía más y más, congelando la hierba y las plantas de su alrededor. A Ethan no le llamaba la atención, ese era el tipo de hechizos que consideraba potencialmente inútiles, puesto que no servían para la batalla. Jaló a su pareja nuevamente e ingresaron a uno de los tantos coliseos de Selo.

El escenario no era plano y de tierra, más bien, cambiaba constantemente, convirtiéndose en terrenos diferentes, con precipicios, estanques de agua y hielo, para dar la sensación de encontrarse en un campo de batalla peligroso donde el entorno podía favorecer o perjudicar en el combate. El coliseo era destechado y varios balcones de piedra elegantemente tallados, donde cabían alrededor de diez personas, se situaban alrededor, desde abajo hasta una altura considerable.

Pasado el mediodía, los niños y niñas unuas realizarían su última prueba frente al resto de guerreros, demostrando que el entrenamiento que habían tenido con sus padres durante sus primeros años de vida, había sido satisfactorio y ya estaban listos para entrenar con un maestro. Cada año las pruebas se realizaban en una nación diferente. Ese año, Ithia era la sede, niños de Kadry y Roheline también estaban presentes, así como algunos guerreros que habían decidido que ya era tiempo de elegir un discípulo a quién pasarle su conocimiento.

Ethan llevó a Charleen con él hacia un sitio preferencial, un palco donde los miembros de la Legión podían ver más de cerca a los pequeños niños. Saludó con un gruñido a sus compañeros, hacía un buen tiempo que no los veía y por supuesto no había olvidado que meses atrás habían tenido una reunión secreta donde habían decidido asesinarlo.

Aaric le hizo un gesto cordial con la cabeza y Dahl lo ignoró. Gael se sentó junto a Charleen y la humana lo reconoció de inmediato.

—No me hiciste caso pequeña —le dijo con una sonrisa amable—. Freya está interesada en conocerte y hay temas que son importantes tratar contigo.

El tesoro de Charleen (Foris #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora