Capítulo 25.

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Al otro día, me desperté muy temprano. Eran las ocho de la mañana y yo ya me encontraba poniéndome algo de ropa, y bajando para desayunar. Desafortunadamente, a esa hora y en vacaciones de verano, nadie estaba fuera de la cama, así que tuve que poner a calentar el agua, y disfrutar de mi té, con la compañía de una tranquila soledad. 

La casa estaba silenciosa, con el volumen de la televisión bajo transmitiendo un tonto programa de televentas anunciando en las pausas que en unos pocos minutos comenzaría el noticiero. 

Esperaba a que la hora pasara mas rápido, pero solo conseguí desesperarme aún más. Asi que terminando mi desayuno, subí a mi cuarto otra vez, para buscar ropa para usar en el viaje. No sabía cuantas horas estaría viajando, pero igualmente preparaba un bolso de mano con algunas cosas que me serían útil para la seguridad de toda mujer. 

Un short de jeans tiro alto, con una camisa sin mangas floreada. Ese había sido el atuendo que elegí para usar en aquel día. No sabía si ponerme unas zapatillas convers, o sandalias. Definitivamente, usaría las sandalias de plástico rojas, y llevaría en el bolso de mano las zapatillas.

Me até el cabello en una media cola, y nada más. Ni siquiera me maquillé, aunque necesitaba un poco de base. Ni siquiera sabía porque me encontrada pensado en si le gustaría a Justin lo que traía puesto mientras elegía la ropa y me miraba al espejo.

Sonreí ante la valija y recordé cuando con mamá habíamos ido a una playa poco conocida en Argentina. La había pasado genial en ese momento, ya que me había hecho algunos amigos jugando al beach volley. Hasta uno de aquellos chicos de los que me había hecho amiga, me dijo que yo le gustaba, y por primera vez en mi vida, había experimentado lo que muchos mencionaban, o incluían en sus historias: un amor de verano. Me había invitado a caminar, y nos recorrimos kilómetros de playa en una noche plenamente estrellada. Fue hermoso, pero verdaderamente incómodo. Nos habíamos conocido hacía menos de una semana, pero el chico no dejaba de mandarme mensajes y aquella noche en la caminata, me dijo que yo le gustaba porque era DIFERENTE. Porqué no me gustaba lo que a las demás chicas de mi edad les importaba, o por el solo motivo que él me veía interesante, pero yo me veía simplemente como una anti-social, un bicho raro. 

Aquel recuerdo no me hizo dar cuenta que alguien estaba detrás de mi. Me voltié, y me encontré con mi tía, aún con pijama y de pie sobre el umbral de mi puerta ya abierta.

—¿Ansiosa? —Sonrió burlanamente mientras se cruzaba de brazos.

—Nah. —Respondí girándome hacia la valija y fingiendo que seguía acomodando la ropa.

—La vas a pasar genial. —Exclamó.

—Eso espero. —Suspiré.

—No hace falta que te hable de como 'cuidarte', ¿verdad?

—¡Tía! —Me giré y la miré atónita.

—Bueno, che. Te vas a kilómetros de aquí, lejos de nuestra vista. Vas a conocer chicos, y ya eres grande. —Frunció los labios en una media sonrisa.

—No te preocupes. No soy de esa clase de chicas. —Me vi la vuelta para dirigirme al escritorio y tratar de acomodar las cosas que estaban desparradamas allí.

—No, ya lo sé. Pero siempre puedes perder el control...—

—No te preocupes. Voy a estar bien. —La enfrenté, sujetando fuertemente el borde del escritorio y haciendo que las uñas por poco de que clavaran allí. 

—Como digas. —Sonrió y se alejó lentamente por el pasillo nuevamente bostezando. 

Mojé mis labios y luego de darme cuenta que por poco perdía las manos de tanta fuerza que estaba ejerciendo sobre la madera, me alejé para ir a sentarme a la cama, sin antes cerrar la puerta completamente. 

La frase 'perder el control' no era una de las tantas que me hubiese gustado escuchar en un momento como ese. Era lo que menos quería. Pero lentamente mi respiración se fue tranquilizando, y unos segundos después me encontraba ajustando las últimas cosas antes de que Justin me pasara a buscar.

Al cabo de media hora mas o menos, podía escuchar los pies arrastrándose por el pasillo. Señal que la familia ya estaba despierta y levantada. Un grito me hizo sobresaltar, y me di cuenta que era mi tío, avisándome que Justin ya había llegado.

La habitación parecía tan vacía como la había encontrado cuando llegué aquí. Tomé la valija, y colocándome la mochila al hombro, bajé por las escaleras.

Justin estaba apoyado sobre el marco de la puerta, en la entrada de la cocina. No me vió porque yo me encontraba bajando por las escaleras y él estaba de espaldas, pero el ruido que yo hacía con el equipaje rodando sobre los escalones era imposible de pasar por alto. Él se giró y enseguida se acercó a mi para ayudarme a bajar el resto que me quedaba por descender tomando por mí la maleta.

La familia ya se encontraba yendo de un lado al otro por la cocina y la mesa, sirviéndose el café, buscando las tostadas o el pan, o tal vez quejándose porque no encontraban la azúcar.

Justin me dirigió unos 'buenos días' y una sonrisa. Avisamos a todos que ya era hora de marchar, y cuando la lluvia de abrazos y palabras como 'te vamos a extrañar', 'o portate bien' cesaron, cruzamos la puerta resoplando tranquilamente con Justin.

—¿Lista? —Me dijo mientras se acercaba a su auto, y lo rodeaba para abrir el baúl. 

Yo especificamente no era una experta en automotores, pero él vehículo de Justin era bonito, aunque no tan nuevo. Era de color azul, casi celeste. Creo que se había desgastado con los años, y al parecer eran muchos los que caracterizaban al auto. Parecía un modelo viejo, pero a la vez una de esas antiguedades cool que dan ganas aún de conducirlas. 

Luego de guardar mi valija en el baúl, me acomodé en el asiento del acompañante y él se puso detrás del volante.

—¿Cuántas horas tenemos de viaje? —Pregunté.

—Unas 3 horas mas o menos. —Frunció los labios y puso en marcha el auto.

Hacía media hora que habíamos tomado la ruta, y ya prácticamente me estaba aburriendo. Justin se había puesto sus ray-bans, mientras apoyaba su brazo izquierdo sobre la ventana y saboreaba el aire fresco que nos atrapaba.

—¿Acaso se supone que voy a tener que compartir un cuarto con todos muchachos? Mis tíos no me hubieran dejado ir si no les mentía sobre eso. —Reí mientras me acomodaba el cabello en el espejo retrovisor.

—No te preocupes. También va con nosotros la novia de Nolan. Es una buena chica. Se llevarán bien. —Sonrió.

—Eso me deja más tranquila. —Bufé.

—¿De qué te preocupabas? 

—De convivir con solos chicos. No me sentiría cómoda.

—Oye, somos chicos con códigos. Además, soy tu primo. No dejaría que ninguno se hiciera el vivo contigo.

—Me alegro. —Fingí una sonrisa mientras colocaba el espejo de vuelta a su lugar y me hundía en mi asiento.

—Vamos, _______. ¿Por qué esa actitud? 

—No lo sé. Quizás porque esto es nuevo para mí. Me pongo nerviosa. —Me encogí de hombros.

—Tranquila. Vas a ver que los chicos son buena onda y la vas a pasar genial. —Sonrió y se volteó para mirarme. 

—Eso espero. —Le devolví la sonrisa hundiéndome más en mi asiento y sin poder evitar, contemplar el delicado perfil que aquel chico poseía.

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We can't. {Justin&Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora