Capítulo 6.

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Bajé casi corriendo por las escaleras, hasta toparme con una multitud de gente hablando sin parar alrededor de la mesa, todos sentados. 

Me quedé perpleja, observando a todas esas personas sin una expresión en mi rostro. 

Me acomodé el vestido, y bajé los últimos escalones que me quedaban casi por obligación. Nadie me había notado aún. Eso es bueno. Porque cada cual estaba sumiso en una conversación con otro integrante de la mesa. Realmente mi tío tenía que haber incluído mas sillas y una extensión de la mesa, porque definitivamente éramos muchos. 

—Oh, ahí estás. —Mi tío se levantó de su asiento, tomándome de los hombros y presentándome a todos. 

—Atención. Ella es ________, la hija de Carlos. —Dijo él ante todos. 

—The Carlos's daughter? You're huge! —Exclamó una señora de cabello rubio al parecer teñido y con los labios muy marcados de rojo. 

—Tía, ella habla español. Por favor. —Exclamó mi tío detrás de mí. 

Escaneé a cada uno en la mesa, observando en qué me parecía a ellos. Nada. Ni siquiera había sacado los ojos de algún primo, ni la nariz, la boca, o cualquier otra parte de mi cuerpo. 

Había muchas personas adultas, pero ningún niño. Al parecer eso indicada que no tenía más primos. 

—Siéntate allí, __________. Al lado de Maria. —Me acerqué a la mesa, sentándome al lado de mi prima pequeña. 

Una vez que estábamos completos en la mesa, mi tía se acercó con un fuentón enorme, colocándolo en el centro de la misma. 

Ella nos fue sirviendo a todos, y mientras lo hacía, mi tío me iba presentando personalmente a cada integrante de la mesa. 

Primos de mi papá, tíos lejanos, hasta una tía directa mía. Esto era muy loco. 

—Ella es mi prima lejana, Verónica. Qué realmente no sé si somos de sangre —Mi tío rió. —Y él es su hijo. Creo para tí debería ser como un primo más. —Señaló a un bulto negro al lado de su prima. 

Primero pensé que era una broma, pero, luego, cuando ese alguien se empezó a mover, pude ver que realmente se trataba de un muchacho de mi edad casi. Estaba con un gorro de lana, a pesar de que estábamos en verano, y con una chaqueta de cuero negra. Al parecer no le importó saludarme, ya que estaba muy concentrado sobre su teléfono celular. 

—Justin, deja eso. Saluda a tu prima. —Le indicó su mamá sacándole el gorro de la cabeza. 

El chico levantó la cabeza con mala gana, frunciendo el ceño, y me miró de reojo. 

—Hi. —Me dijo sin mirarme. 

—¿Hi? —Respondí. Realmente tendría que haber prestado atención en las clases de inglés en la escuela. 

Al escuchar mi expresión de pregunta, el chico levantó la mirada hacia mi con mas dedicación. 

Nuestros parientes alrededor de la mesa comenzaron a levantar la voz cada vez mas, perdiéndose en conversaciones entre ellos. 

Él y yo nos quedamos mirando por unos segundos. El muchacho luego de no querer apartar la mirada de mí, tuve que hacer yo, para responderle a mi tía cuando me preguntaba si quería que me sirviese la comida. 

Realmente ahora me sentía incómoda. Levanté la vista nuevamente hacia él, para darme cuenta que volvió a su posición original perdiéndose en su teléfono celular. 

El pavo que había hecho mi tía, facilmente le salió esquisito. Todos aplaudieron cuando la comida había finalizado. 

—Escuchen todos. Quiero hacer un brindis por ___________. —Señalándome. —Porque hoy es su cumpleaños. ¡Felices 18! —Gritó levantando su vaso hacia mí. 

Todos empezaron a felicitarme, en inglés y en español dudoso. Me sentía aceptada después de todo. 

Ya estábamos atravesando la sobremesa, mientras todos alrededor se frotaban el vientre o contaban alguna anécdota que al parecer ya era vieja pero para mí era la primera vez que las escuchaba. 

Todos trataban de hablar en español fluído para mí, pero podía captar facilmente que ellos hablaban inglés como su idioma cotidiano. 

—Justin, sería genial que acompañases a __________ a dar una vuelta por aquí mañana. Ella es tu prima de Argentina, y no conoce la ciudad. —Le dijo mi tío al muchacho. 

—I don't know if I want to. (No sé si quiero hacerlo) —Dejó escapar Justin sin desviar su vista de su celular. Ya era detestable, Dios. Creo que ni siquiera sabía si había probado bocado de su plato. 

—Habla español, Justin. —Lo regaño su madre. 

—I don't. —Prosigió el adolescente. 

—No me importa —Resopló su madre. —Mañana vendrás aquí a pasar tiempo con tu prima. —Indicó Verónica fuertemente sin aceptar ningún 'no'. 

—¡Mom! —Gritó Justin al fin desprendiéndose de su teléfono. 

—Sin chistar, hijo. —Sonrió satisfecha su madre. 

We can't. {Justin&Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora