Capítulo 4.

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Cuando lentamente descendí por las escaleras de algarrobo, pude ver un ambiente distinto de lo que era mi casa. 

Me encontré a mi tía inclinada sobre unas ollas al parecer cocinando algo, y a mi tío sentado en la mesa con el periódico abierto bajo sus ojos, sin disminuir su atención de él. No veía a mis primos por ningún lado. 

—Ey, tío. —Saludé quedándome de pie en la escalera. 

—Ey, _________. ¿Qué haces allí?, baja. Reúnete con nosotros. —Mi tío me sonrió y me hizo un gesto con su mano para que me sentara en la mesa con él.

—Em, no, yo solo quería saber donde queda el baño. Porque me quiero dar una ducha. —Retorcí mis manos sobre el barandal de la escalera. 

—Oh, bueno, pero luego bajas y comes algo con nosotros. Es hora de la merienda. —Él se puso de pie.

—Si, claro. —Sonreí. 

—Y te pones bonita, eh. Hoy a la noche celebraremos tu cumpleaños con toda la familia que aún no conoces. 

Al decir esto, mi tío me guió de nuevo hacia el pasillo subiendo las escaleras, encaminándome hacia el baño. 

—¡Hay toallas limpias en el estante del baño! —Oí gritar a mi tía desde la planta baja. 

Mi tío sonrió. 

—Bueno, aquí es. Puedes bañarte tranquila. Tómate tu tiempo. Te esperamos abajo. —Abriendo la puerta de una habitación y encendiendo la luz, me mostró el baño. 

—Genial. Gracias. Iré a buscar la ropa para ponerme. —Me giré y corrí hacia mi habitación. 

—Ey, __________. —Mi tío me llamó desde el pasillo. 

Me giré.

—Es genial tenerte acá. —Me sonrió y seguí caminando hacia mi cuarto.

Era raro estar aquí y sentir gusto por ello. Es decir, desprecié mi apellido toda mi vida, por la historia de mi tío con mi papá, etc. Y ahora esto. Era como estar en casa, pero a la vez no. Extraño. 

Una vez que revisé mis atuendos, me decidí por un una blusa ajustada y una falda de tiro alto con vuelo. No era nada del otro mundo, y a decir verdad aquí me sentía inferior a todos debido a que no tenía el mismo estilo de vida, las mismas cosas materiales, ni siquiera las mismas oportunidad. Ni hablar del mismo futuro. Me frustraba eso. Dentro de un mes, cuando todo esto acabara, yo tendría que regresar a Argentina, y empezar la Universidad olvidando que alguna vez estuve aquí, pero recordando sí, que mis primos al mismo tiempo van a tener todo lo que deseen cuando quieran. Las oportunidades para ellos aquí son infinitas, los sueldos de hasta ama de casa son elevados. No puedo decir lo mismo del lugar de donde vengo. 

Corrí hacia el baño, encerrándome y dejando la ropa sobre el lavado con el cuidado de que no se moje y me metí de lleno bajo el agua tibia. Acá hacia un calor infernal, y lo único que me aliviaría sería esta maldita ducha. 

Me enjaboné con los jabones y shampoos que traje desde Argentina, pero con mera curiosidad, se me ocurrió probar las lociones extrañas de frutas que tenían mis tíos para sus baños. Raro, esto tenía un riquísimo aroma, asi que decidí usar solo un poquito. 

Luego de que ya estaba limpia y cambiada, bajé hacia la sala, encontrándome con toda la familia. Mis primos estaban sorpresibamente en la mesa, tomando la merienda en silencio. 

—Ven, ________. Siéntate aquí. —Mi tía que estaba sentada en la mesa también me indicó un lugar enfrente de ella, al lado de mi primo Jonathan. 

Rapidamente mi tía se puso de pie, dirigiéndose a la cocina y trayéndome un tazón de alguna infusión caliente. 

—¿Quieres esto, o algo frío? —Me dijo una vez que me lo puso enfrente mío. 

Me fijé que era té, y decidí aceptarlo con gusto. 

—Esta bien, gracias, tía. 

Una vez que todos estábamos en la mesa en puro silencio, mi tío decidió cortar con la incomodidad.

No sabía donde colocar las manos, y tomaba de a sorbos mi té. Miré sobre la mesa, observando los platones que se encontraban allí con bocadillos para acompañar la merienda. 

No sabía si tomar algo, o preguntar. Ni siquiera sabía si lo que eligiera me gustaría. Diablos, ¿que hago aquí? 

Pero después de todo, estaba en otro país, festejando mis dieciocho años, esto tendría que ser genial, pero no lo és. 

Ya era técnicamente una adulta, pero mi opinión acá sobraba, al parecer. 

We can't. {Justin&Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora