Capítulo 38.

921 21 14
                                    

Cuando amaneció mi tercer día en aquel lugar, mis peores sospechas fueron confirmadas. Jessie no me dijo nada durante todo el desayuno. Ni siquiera me dirigió una mirada. Me sentía bochornosa. Justin tampoco había aparecido y eso me hacía sentir aún peor. ¿Cómo pude ser tan estúpida como para confiar en una chica en la que apenas conocía? A ella le conté los sentimientos que tenía por Justin, me confesé como si fuese una vieja amiga, alguien en quien confiar, pero en realidad, me estaba manipulando. Ella se estaba aprovechando de mí. 

Nikki llegó al mediodía. Y tengo que confesar que nadie estaba dichamente entusiasmado con su espontánea visita. Nolan discutió con Jessie cuando estábamos en la mesa, ya que él afirmaba, que tenía que habérselo dicho antes porque las habitaciones no alcanzaban. Ryan rodó los ojos cuando vio cruzar a Nikki la puerta principal, y Justin luego de estar desaparecido toda la mañana, la recibió con un beso persuasivo. 

Cuando Nolan le comentó penosamente que no alcanzaban los cuartos, Nikki tomó del brazo a Justin, aclarando que no le importaba dormir con él.

Ese día no tenía ganas de salir, así que mientras todos se preparaban para ir a la playa, yo decidí quedarme en el departamento para, solamente, aclarar mis pensamientos. Jessie antes de irse, y aprovechando que todos la estaban esperando abajo, me tomó del brazo y me habló casi en un susurro.

—Escucha. Yo le dije que viniera, pero tienes suerte. No le conté de tu "aventura" con Justin. Eso la lastimaría mucho. Nikki es mi mejor amiga y no quiero que pase por esa clase de estúpido sufrimiento. Pero si te vuelvo a encontrar en algún rincón de la casa, besuqueándote con tu querido primo, voy a dejar todo esto en manos de ella. Nikki sabe como vengarse. —Su mirada gélida me dio escalofríos.

Asentí sin pestañar, y luego soltando su agarre en mi brazo, Jessie desapareció por la puerta. 

Verdaderamente, pensé que me había metido en un tremendo lío. Jessie me estaba amenazando, y no podía arriesgarme. Sabía que ella sería capaz que contarle todo esto a su queridísima amiga. Me dejé caer en el sofá, y decidí que pasaría el día tomando algún té, (porque el equipo de mate, o quizá yerba, no había ni de casualidad en la casa), y la televisión sería mi fiel compañía. La que no me juzgaría por mis emociones, o acciones. 

Recordé rápidamente que podría aprovechar el momento que tenía a solas en aquella casa, para regalarme un momento para mí. Corrí hacia mi cuarto, para sacar de la valija la depiladora eléctrica. Así que fui hacia el baño, y dediqué a deshacerme de todo el vello que me había crecido en aquellos últimos días. Estaba tan entusiasmada, -o tal vez solo quería algo para hacer-, que me depilé completamente. Y sí, me refiero a las partes íntimas también. No puedo decir que no dolió, pero estaba acostumbrada, y tenía que hacerlo porque... Ni siquiera sabía porqué tenía que depilarme las partes íntimas si yo no era activa sexualmente. Bufé, y cuando me quise dar cuenta, el dolor cesó, y había terminado. Por fin mis axilas y piernas se veían como las de una mujer. No sé cuanto tiempo pasó, porque cuando salí del baño, y fui hacia mi habitación para guardar la depiladora, la puerta principal chirrió, y los chicos entraron resoplando. 

No me atreví a preguntar que había pasado, porque cuando quise abrir la boca para hacerlo, el ruido de un relámpago resonó por toda la sala. Entendí: se habían vuelto porque se avecinaba una tormenta. Genial. Teníamos que pasarnos todo el maldito día encerrados acá.

El reloj de la sala marcaba las cinco en punto de la tarde. Mientras iban entrando, Ryan, Justin y Chris se arremolinaron en el sillón, cambiando de canal la televisión que yo había dejado encendida. Mientras que Jessie, Nikki, Chaz y Nolan, arremetieron contra la cocina, abriendo y cerrando estantes y sacando la jarra de jugo de la heladera. Yo me quedé de pie en la entrada del pasillo que daba a las habitaciones, pensando que podría hacer ahora para dirigirme disimuladamente hacia mi cuarto nuevamente. No tenía ni la más mínima intención de entablar conversación con alguien, o al menos cruzarme con cualquiera de mis compañeros de piso. 

We can't. {Justin&Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora