Capítulo 23.

1.2K 43 19
                                    

Nos estuvimos besando por un largo tiempo, hasta que terminamos arrojando la computadora al suelo y el estrépido nos hizo separarnos. Luego nos tumbamos sobre la cama, de forma cabeza-pies mientras íbamos hablando de estupideces.

—¿Te parecía lindo el muchacho ese del partido de volleyball? —Preguntó Justin. 

—Claro que sí, pero tu tuviste que arruinar mi momento. —Reí.

—El chico de seguro habrá encontrado otra con quien acostarse. —Bufó él.

—¿De verdad crees que quería solamente 'eso'?

—La mayoría de los chicos lo piensan mientras están viendo a una mujer. Es decir, especular como se veerían desnudas o algo así.

—¿Y tú lo haces?

—Solo lo pensaba de Nikki.

—¿Perdiste la virginidad con ella?

—Nop. —Se quedó un momento vacilando —Fue con Lucy.

—¡¿Qué?! —Me erguí enseguida para quedarme sentada sobre la cama. Lo observé atónita. —¿Es enserio?

—Si, ¿que tiene de malo? —Se encogió de hombros.

—Pero, ¿como pasó?

—Bueno, hum, ambos estábamos en la secundaria. Y éramos unos chiquillos inmaduros, aunque estuviésemos en penúltimo año. Y, queríamos saber que se sentía, teníamos curiosidad. Necesitábamos experiencia. —Pestañeó —Pasó cuando estábamos en mi casa, estudiando en mi cuarto. Ella me lo había propuesto al principio. Y tengo que decir, que fue genial. Luego del acto ella se largó a llorar, porque al parecer le había dolido muchísimo, y se sentía rara en ese momento. Nunca la entendí. Pero siempre la apoyé.

—Wow. —Me había quedado atónita ante aquella confesión. 

—Sí, lo sé. ¿Y qué me dices de tí?

—Todavía pertenezco al club. —Reí.

—Eres patética. ¿Es enserio? Ya tienes dieciocho. —Rió.

—¿Y eso que tiene que ver?, no lo voy a hacer con el primer chico que se me cruce.

—Es un lindo pensamiento. —Suspiró. —Saber que un tipo como Tyler se folló a Lucy me hace dar escalofríos.

—¿Estás tan seguro?

—Ella me lo contó. —Hizo un gesto de asco. 

—Pero si ella estaba enamorada, no hay nada que hacer. 

—Si, tienes razón. Pero me dan ganas de abrirle los ojos a patadas a la muy idiota. —Rió.

—Tarde o temprano se dará cuenta. 

Creo que estuvimos así por horas. Hasta que practicamente no sé como nos quedamos dormidos, pero me desperté con el sol en mi caras y los gritos de llamado de mis tíos. 

Palpé la cama, para esperar encontrarme con los apestosos pies de Justin desparramados a mi lado, pero me sorprendí al darme cuenta que yo estaba sola en la cama. 

Me estremí, pensando que había soñado todo lo que pasó ayer, pero rápidamente deseché esa idea y con una sonrisa, imaginé que Justin seguramente se había despertado temprano e ido a su habitación para no levantar sospechas. 

Me cambié de ropa y una vez que me había peinado y lavado los dientes, bajé a desayunar. 

Sorpresivamente, toda la familia estaba en casa. Me pareció extraño ver a mis tíos cómodamente relajados sobre la mesa y tomando su desayuno sin prisas.

—Buenos días. —Mi tío me sonrió y me indicó un lugar para sentarme a su lado.

—¿Y Justin? —Pregunté observando hacia los costados pero luego sonrojándome por lo interesada que aparentaba estar por su paradero.

—Se fue. —Contestó Jonathan dándole un sorbo a su taza y sin despegar sus ojos de la televisión.

—¿A donde? —Pregunté aún intrigada y molesta porque sonara entrometida.

Mi tío suspiró. —Volvió a la casa de sus padres. 

Me quedé boquiabierta y de repente no tenía mas hambre. Tragué saliva y decidí tomar unos sorbos de café antes de correr a mi habitación nuevamente para asimilar las cosas. Mi tía me ofreció unas galletitas de agua con mermelada, y tomándolas con fingido gusto, las engullí y me despedí de ellos.

—Discúlpenme. Voy a mi cuarto. —Exclamé a la familia que me miraron absortos mientras yo me ponía de pie y me alejaba escaleras arriba.

Cerré la puerta con tal estrépido que definitivamente en ese instante no podía disimular mi enojo o rabia. Por suerte, nadie se acercó a la habitación para preguntarme que me pasaba o algo, sino que tuve varias horas limpias y silenciosas para poder pensar en todo. 

Qué Justin se haya vuelto a la casa de sus padres sin decirme ni una sola palabra, me hacía deshacerme de toda esperanza que hubiese podido tener. Es decir, él me había besado, me había dicho que estaba confundido. Yo ignoré por completo el hecho de que fuésemos primos, de que fuésemos familia, para poder corresponderle con su sentimiento. Aunque por dentro, había esperado aquella situación desde que lo conocí verdaderamente. Él era un chico genial, y no sé que fue lo que me llevó a desistir ante él y dejarme embelecer ante sus encantos. Tal vez la forma en la que era amable conmigo, o como me cuidaba de todo lo que me asustaba en este país extranjero. Tal vez por el hecho de que esto era una pasión prohibida y eso lo hacía aún mas interesante. Sí, eso tiene que ser. Pero de ahora en mas, no me iba a importar si Justin volviese y me pidiese disculpas o intentaría explicarme lo sucedido. Sino que disfrutaría de mis últimos días de vacaciones aquí, para luego regresar a Argentina y recordar todo esto, como una tonta anécdota.

Mojé mis labios y hundí mi rostro en la almohada. No tenía ganas de ver a nadie, de hablar con nadie o tan solo estar con otra persona en la habitación. Me sentía devastada, o lo que definiría mejor mi situación sería a lo que siempre le temí: ser ilucionada y que me rompieran el corazón.

Ya me había pasado un par de veces, cuando me había 'enganchado' con un muchacho y luego de mucho sentimentalismo tonto, o promesas de hechos que nunca llegaron, mi corazón se volvió a quebrar como un pedazo de vidrio. 

Me dije a mi misma que no me dejaría llevar por toda esa mierda. Y creo que habían pasado como mas de una hora desde que me había encerrado allí, así decidí que no era bueno dejar a la familia preocupada, o actuar de manera diferente como para dar indicios de que algo me pasaba. 

Me encontré con Maria en el pasillo, cuando cerraba detrás mi la puerta de mi cuarto.

—¿Por qué estás triste, ________? —Me preguntó ella ladeando la cabeza hacia un costado y mirándome con sus grandes ojos grises. Su finísimo cabello caramelo caía alrededor de su rostro, dejando acentado aún mas, el sentimiento de que yo definitivamente podría ser adoptada.

Mamá y papá me mandaban mensajes de texto o me llamaban de vez en cuando, pero hacía varios días que no lo venían haciendo. Me sentía muy sola. Me sentía embaucada.  

—Estoy bien. —Le respondí a Maria para luego pasar por su lado rumbo hacia el baño.

Siempre me miento a mí misma. 

NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR. TODO ME AYUDA A CRECER Y QUE ESTA NOVELA PUEDA LLEGAR A MÁS. MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODOS LOS COMENTARIOS LINDOS Y POR QUE LA SIGUIERON HASTA AHORA. BUENO, ESO. ¡VOTEN Y COMENTEN! GRACIAS :) @Flophy_PSS

We can't. {Justin&Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora