Capítulo 26.

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No sabía que hora era, y me perdía aún más cuando en la radio pasaban la música pero ni siquiera indicios de decir que momento del día era.

Saqué mi celular de mi mochila, y me di cuenta que ya estábamos pasando el mediodía.

—Vamos a detenernos para almorzar, ¿si? —Preguntó Justin orillándose a un costado de la ruta.

—Claro. —Mi estómago gruñía. 

Nos bajamos del auto para encontrarnos con una seguidilla de restaurantes y parrillas al costado de la carretera. Nos decidimos por un lindo lugar de comida rápida y con apariencia rústica.

Afortunadamente había traído dinero, así que pude pedir una hamburguesa completa, con una gaseosa grande y una porción de papas fritas pequeña. Justin pidió lo mismo que yo, y en un parpadeo ya teníamos la comida frente a nosotros.

—Qué la disfruten. —Dijo la camarera al dejarnos la orden, y caminar de vuelta hacia el mostrador.

—Provecho. —Dijo Justin frotándose las manos y observando su comida. Al parecer no sabía con qué empezar, al igual que yo.

—Igualmente. —Asentí con la cabeza.

Prácticamente no emitimos palabra mientras nos devorábamos las hamburguesas, pero cuando pudimos saciar nuestra hambre, y nos dedicamos a las papas fritas, tuvimos un tiempo para conversar. 

—¿Te gusta viajar? —Me preguntó él mientras terminaba de masticar una papa frita y ya estaba tomando otra del plato.

Asentí mientras tragaba la Coca Cola. —Mucho. Con mi familia cuando nos íbamos de vacaciones disfrutaba el viajar de noche.

—¿Así? Yo igual. Bueno, cuando nos íbamos solo con mamá. —Tragó su comida y bajó la mirada.

No me animé a preguntarle sobre el tema porqué presentí que el ambiente se volvería incómodo.

—¿Por cuantos días nos quedaremos allá? —Cambié de tema entusiasmada.

—Una semana, o quizá dos. —Se encongió de hombros y cruzó sus brazos sobre la mesa. Al parecer no quería comer más papas fritas.

—¿No estás seguro? —Entrecerré los ojos.

—Depende de como la pasemos allá. No tenemos apuro en volvernos. La casa es nuestra por todo el verano.

—Pero yo sí tengo apuro. Dentro de dos semanas y media tengo que tomar un avión de regreso, te informo.

—No te preocupes. —Sonrió despreocupadamente —Volverás a tiempo. 

En cuanto abandonamos el lugar, nos dirigimos rápidamente por el camino de grava hacia el auto. El cielo se veía claramente nublado y enseguida pensé que se largaría a llover en cualquier momento. Sería lindo un poco de agua después de tan agobiante calor. 

Ya nos encontrábamos en camino, y según Justin, el viaje no duraría mas de unas pocas horas. Wasaga Beach estaba cerca, según sus cálculos, sabiendo que me comentó que siempre había desaprobado geografía en el colegio.  

Me desperté a las pocas horas, bostezando y con las luces refulgentes de los autos de enfrente, dándome irritablemente en la cara. 

—Hey, dormiste mucho, ¿estás bien? —Justin sonrió y me miró de soslayo.

—Si, si. Siempre que viajo me es imposible quedarme dormida. —Largo un bostezo el cual unos segundos después me doy cuenta y me tapo la boca educadamente.

—No sé como te pudiste quedar dormida a las cuatro de la tarde, con el sol en nuestras caras. —Frunce sus labios en una mueca como diciendo 'estás loca'.

We can't. {Justin&Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora