El regreso de McElfatrick

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Nosotros, y generalmente yo, no solíamos intervenir en alguna de las decisiones extrañas de la familia Harrison. Fue sumamente incómodo, para mí y para Julia, escuchar los gritos desesperados que George hacía sobre su hija. Louise no entendía nada, y nosotros no queríamos explicar. George hizo de todo para hacerla entender, pero Geraldine estaba muy dispuesta a seguir aferrada a ese hombre, tanto así, que bajó con su maleta lista y preparada.

— ¿A dónde mierda crees que vas, eh? —preguntó George muerto de rabia— ¿A dónde?

—Yo me voy, me voy porque no soporto más esto. ¿Acaso no pueden entender me ama y yo a él? No podrás hacer nada, papá. Me iré con Roberto y seré muy feliz con él.

Geraldine en verdad estaba sumamente decidida a hacerlo, se fue caminando ferozmente hasta la puerta de salida, no podía permitirlo, no podía creerlo ni aceptarlo. Si ella se iba, podrían pasar las peores de las tragedias para George y para todos, no quería otro James Richard con ella, ¡George no se merecía eso! No sé si por un ataque de furia, George le gritó:

— ¡Si te vas con él, morirás!

Pero yo también me lo tomé muy personal, ya que complementé:

— ¡Es cierto! Si te vas con él, vas a morir—grité eufóricamente.

—Ay... por favor, señor Lennon—volteó enojada, pero pudimos detenerla—, ¿Cuántas veces le he dicho que él no tuvo ABSOLUTAMENTE nada que ver con la muerte de su mujer? ¿Acaso no lo puede superar? Cynthia no era un angelito como para poder decir que tenía grandes amigos, grandes enemigos... será.

Me debí de haber sentido sumamente furioso ante aquella aseveración, pero no, me tranquilicé y decidí que no iba a responderle con un insulto igual, tampoco tenía sentido si le seguíamos diciendo que su relación con Roberto iba para el desastre, nada de eso tendría resultados positivos, y mucho menos serviría de algo. Me sentí muy triste y deprimido, así que... decidí sincerarme con ella, con mi hija y con George.

—Es cierto, tienes razón. Pero no es por el simple hecho de que él pueda tener la culpa del asesinato. Nunca culparon a alguien, y hasta la fecha, el tema del asesinato de mi esposa sigue sin poder ser respondido. Solo quiero que pienses las cosas lentamente...

—No tengo nada que pensar, él me ama... y seguiremos juntos hasta el fin.

—Julia me comentó que tienes ciertas claves... extrañas en tu comportamiento.

Geraldine miró con ojos de satán a mi hija, se hizo la digna y respondió:

—No, no, por supuesto que no.

—Mira, te comparto esto.

Tenía en mi cartera, una foto de la famosa "Bed In Peace", que protagonizaron Cynthia y Roberto en 1969, lo que me gustaba de la foto... es que Cyn lucía tan bien de blanco, lo malo: Roberto y un enorme moretón aparecían en escena.

—Mira—mostré la foto—, es ella... así como tú, también le pasaron cosas similares. Mi hija dijo que tú eras linda y espontánea, ella también. Cynthia no tenía golpes, más que por peleas callejeras... pero... ¿Crees que la tuvo? Yo no, este moretón... representa que claramente, Roberto la golpeó.

—Eso es absurdo...

—Una vez, le di una bofetada y terminó pegándome mucho peor—expliqué con pena—, así que... así era ella. Puedes preguntarle a...—tenía pesadez en mi garganta— A Jane Asher, si es lo que deseas. Ella también está de testigo de las terribles peleas que llevaron a cabo ellos dos, ¡No es que este inventando! No es por el hecho de que él pueda ser culpable, o por lo menos sospechoso de la muerte de mi mujer. ¡Nosotros no somos las víctimas! ¿Sabes qué fue lo primero que me dijo cuándo lo conocí?

The Beatlegirls 2Where stories live. Discover now