Miedo

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George y Ringo gritaron con un terror inigualable, ella nos veía con una mirada tentativa y hasta sonriente. Fue de gran impacto para nosotros ver como sus pies no tocaban suelo firme, estaba flotando, como el espíritu que es.

Ellos no dejaban de temblar ni de asustarse, pero yo... por alguna extraña razón, estaba y me sentía tranquilo, como si no tuviera nada porque temer.

Ella estaba vestida con una camisa negra, una chaqueta de cuero y unos pantalones de mezclilla. Su camisa tiene hoyos, marcando perfectamente donde le habían caído las balas, esa ropa la tenía el justo día en que murió.

—Hola chicos...

—P-pero... tú, estás ahí—George señaló la tumba.

—No, yo estoy aquí—dijo burlona.

—Cynthia, desde que te fuiste nuestra vida se ha convertido en un torbellino horrible—decía Ringo con debilidad.

—Todo derivado por la incógnita de tu asesinato, ¿Sabes algo?—pregunté.

—Paul, ya te había dicho que no sé.

Ellos se quedaron cabizbajos, pero mientras Ringo y yo distraían al ente de Cynthia, George aprovechaba para ir abriendo el féretro de poco a poco, discreta y escondidamente.

—Claro... o no me acuerdo.

— ¿Cómo que no te acuerdas?—preguntó Ringo mientras cubría la acción de George.

—No recuerdo lo que pasó el último día de mi vida. Pero si sé que... ¡Dejes de intentar abrir eso, Harrison! ¡Te estoy viendo!

George obedeció su orden y dejó atrás sus deseos para abrir el sepulcro de la pobre Cyn.

—Bueno, nos puedes decir... ¿Qué grabaste ese día?—cuestionó molesto.

—No, no me acuerdo nada de lo que hice YO el último día—dijo Cyn con una voz espectral que cruzaba nuestros oídos—, pero si me acuerdo de algo muy importante. Vi la camioneta blindada y salía alguien de la parte de arriba, dispararon y el asesino seguía en su mismo lugar, mientras alguien conducía.

—Entonces...—pensé en voz alta— ¡Fueron dos personas!

—. ¡Claro que fueron dos personas, cabezas de chorlito!—gritó más fuerte, provocando que las ramas de los árboles se cayeran y cuervos empezaran a volar alrededor de ella— Digo... 10 años buscando y... ¿Es lo único que tienen?

—No somos detectives—dijo Ringo.

—Ya me di cuenta, pero... ¿Creen que voy a permitir que violen mi sacramentada tumba? No, no, no recuerdo lo que tenía ese casete, pero si fue algo tan fuerte como para decirle a John que nadie lo oyera, ¡Probablemente debía ser algo malo o humillante!

—Entonces... ¿No fue John?—George pidió respuesta.

—Por supuesto que no, tarado.

—Bueno, esto no tiene sentido—Ringo habló—, tú no recuerdas nada... no podemos abrir y recoger el casete. Nuestros hijos se han ido, no tenemos ni la más remota idea de quién te asesinó ni tú tampoco la tienes, el sistema de justicia no está de nuestro lado y un loco nos quitó a nuestras esposas como por cuatro años. ¡Qué bien!

—No han ido las cosas como esperan... ¿Verdad?—Cynthia guiñó el ojo.

—No, por supuesto que no.

Pero fue justo ahí, cuando se me ocurrió el pensamiento de mi vida:

—Espera un momento... ¿Cómo recuerdas que le dijiste a John que nunca se escuchara el casete si se supone que no puedes recordar nada de lo que hiciste en tu último día de vida?

The Beatlegirls 2Where stories live. Discover now