Chantaje

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Tengan un excelente año, bonitas!!

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Jane y yo decidimos que no queríamos divorciarnos, pero tampoco que queríamos ser parte del mismo "team", por lo tanto, tomé la precipitada y súbita decisión de marcharme a casa. A mis hijos les puse de pretexto que sería por cuestiones de teatro y trabajo, pero no eran tontos.

—Papá, fíjate en el calendario y verás que no somos unos niños idiotas—dijo James Richard con enojo.

—Mejor para mí, podré traer a mi novia a la casa.

—Maurice, ¿Tienes novia?

—Algún día la conocerás, es la chica más hermosa que pude haber conocido.

—De acuerdo...

Maurice y James aceptaron las cosas sin muchas ganas y se fueron a su habitación. Pero la pequeña Pauline parecía no entender, o por lo menos, no querer.

—. ¿Te vas a divorciar de mami?

—No, no Pauline... claro que no, lo que pasa es que tengo que irme por un tiempo. Cuestiones artísticas, pequeña.

—No entiendo...

—Lo harás algún día, pero no te preocupes. Siempre podrás confiar en tu padre—sonreí acomplejado.

Y tomé una maleta y me fui de mi casa. No tenía idea de a dónde irme, pero cuando menos lo noté, ya estaba otra vez frente a Kenwood, residencia de los Lennon.

Le expliqué la situación tan sosa y bochornosa que tuve que vivir.

—Oh, no te preocupes Paul—tomó mi hombro—, puedes vivir aquí el tiempo que sea necesario.

—P-pero... ¿En tu cama? ¿Seguro?

—Sí, claro que sí. Yo dormiré en la de huéspedes...

—Me sentiría feliz si yo duermo en la de huéspedes, siento que Cynthia me está viendo o algo así...

—No digas tonterías, esto no es como "The Chamber" o algo así. Tan sólo... quédate en mi cuarto.

—Vale, gracias John.

Nos dimos la mano estrechamente y él apretó la mía fuertemente. Quedé impactado, quería soltarme, pero me seguía sonriendo de mejilla a mejilla... me sentía nervioso, no sé qué podía pasar. John ahora sostenía mi muñeca y yo no tenía el valor para decirle que se alejara.

—Eh... John...

—Paul... tienes una mano tan... suavecita...—su mirada me perturbaba.

—Eh...

Y cuando más mal me sentía, llegó la sirvienta con un mensaje que me ayudó a escapar de mí mismo otra vez.

—Señor Lennon, ha venido su padre—entró.

Rápidamente, John reaccionó y me soltó bruscamente, dio la media vuelta, empezó a caminar, yo lo seguí y miré como mi muñeca quedó profundamente marcada.

—Ah sí, le he llamado. Recuerda que él nos ayudará.

—Cierto... agradezco que haya venido—susurré y masajeé mi muñeca con mis dos dedos.

Ahí estaban Alfred y Mimí, tía de John. Cargaban sus maletas y el primero no dejaba de sonreír.

—Mi Johnny querido... ¡Te agradezco tanto que al fin me hayas perdonado!

The Beatlegirls 2Where stories live. Discover now