Conformismo

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Mi familia y yo desayunábamos tranquilamente, podría decir esto entre comillas, porque Jane solo picaba la carne con sutileza, no comía nada, se veía acabada, con ojeras y totalmente desalineada. Me preocupaba verla de esa manera pero... ¿Qué podía hacer yo para salvarla?

—Jane, querida—le tomé la mano—, come algo ¿Quieres? Esto no te va a hacer ningún bien.

—Oye mamá...—dijo Maurice, mi hijo— Más bien, padres, quisiera hablar de algo con ustedes... es serio...

—Podrá esperar—dijo Jane.

— ¿Qué tienes, mami?—preguntó Pauline, nuestra hija.

—Nada—respondió a secas—, y será mejor que te apures Paul, quiero ir a ver a John.

— ¿Para?

—Tú sabes...

Acabé de comer y el autobús escolar pasó por mis hijos, Jane y yo íbamos a la casa de Kenwood, después de que la desgracia hubiera invadido a la casa que John y Cynthia tenían en Nueva York, el primero decidió que era mejor volver a su tierra natal, y decía que si ellos se hubieran quedado ahí "probablemente seguirían vivos".

Era absurdo en toda la expresión de la palabra, nosotros no somos nadie para evitar la muerte, ni por más decisiones u opciones que hagamos, si la muerte llega, llegará así nada más. No quería decirle que eso a Jane, siento que la iba a deprimir mucho.

Llegamos más pronto de lo que esperábamos y John nos recibió muy atentamente:

—Hola, Paul, Jane—saludó— ¿Qué los trae por aquí?

—John, lo que tenemos que hablar...—Jane se adelantó—, es un asunto muy delicado. ¿Tus hijos o tu madre se encuentran aquí?

—No, ellos han salido, estaba podando el césped.

Jane lo miró con enojó y no tardó en reaccionar:

— ¿Podar el césped? ¿Qué carajos?

—Tranquila, amor—le tomé la cintura.

—Sí—dijo John inexpresivo—, estaba podando el césped.

—Joder, ya más de un año que asesinaron a tu esposa y... ¿Tú que has hecho? Podar el césped... solamente.

—Jane, no me reclames. Esto me duele mucho, me duele más a mí que a ti.

—. ¿CÓMO TE ATREVES A DECIR ESO?—estalló y empezó a darle de golpes— ¡No tienes ni idea de todo el infierno que estoy sufriendo! Yo no he podido dormir, tengo un insomnio crónico, estrés horrible y un cansancio fatal, y ¿Tú que haces? ¡Podar el puto césped!

—No puedo llorar toda la vida, además... la policía se está haciendo cargo.

—La policía... bla bla... la policía, John seamos honestos—Jane lo miró con ojos retadores— ¿Crees que esos cerdos de azul están haciendo algo para descubrir al asesino?

—Tiene que hacerlo, es su trabajo...

—Eres jodidamente inocente.

—Ya basta—me interpuse entre ambos, antes de que iniciaran una gran pelea—. Jane, vamos a calmarnos, si sigues siendo tan impulsiva y malditamente quejumbrosa, no vamos a lograr nada, ¿De acuerdo?

—Bien...—asintió a la mala.

Y ahí nos hallábamos los tres, John tenía una mirada decaída e intentaba tomar del té que nos preparó. Yo, por mi parte si estaba comiendo galletas y todo eso, tenía mucha hambre. Pero Jane no, ella solo movía la cuchara sin poner azúcar o introducirla a su té.

The Beatlegirls 2Where stories live. Discover now