Capítulo 11.

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- Día dos, faltan tres – exhale entrando al instituto con mi Vestido “Demasiado-sexy-para-mi-gusto” Egipcio, de color blanco con detalles dorados, mi maquillaje al mejor estilo de Cleopatra y mis rebeldes mechones domados por una diadema dorada. De nuevo sin lentes de pasta.

                Como era de esperarse recibí miradas, cumplidos y comentarios inapropiados de camino al salón de Geografía, al entrar vi que no había nadie más así que lance mi bolso al primer asiento que vi. Un rato después espeso a llenarse el salón.

- ¿Dónde dejaste a Marco Antonio? – se mofo Charles entrando al salón con Josh.
- Okey esa estuvo buena – admití riendo.
- Oye dejaste esto en mi mochila ayer – dijo Josh entregándome una bolsa de la Aeropostale, adentro estaba mi velo y mi Chilaba.
- Gracias, ayer andaba con la mente en Júpiter.
- Creo que más bien en Holanda – impugno Charles.
- ¿A que te refieres? – pregunte.
- Digamos que un pajarito nos dijo que ayer andabas muy cariñosita con Nathan – dijo Josh.
- ¿Ese pajarito es Joan? – Ambos asintieron – La matare.

                Joan se salvó de mi “Bala” pues llego minutos después de iniciar la clase. La “Bala” es como Joan llama a típicos mis golpes en la sien, es un golpe pequeño y solo con uso dedo pero según todos se siente como una 9mm abriéndote el cráneo.

                Al sonar el timbre me dirigí con Pyper y Avery a literatura, teníamos diez minutos antes de que empezara la clase así que íbamos a paso relajado. Al entrar al salón, Nathan estaba ahí.

- Hey - Me saludo.
- Hey – respondí.
- Entonces ¿viernes y domingo libres? – dijo apoyándose en mi mesa.
- Si, bueno casi, en viernes tengo un trabajo de niñera, como a las siete.
- Tutora, niñera, nadadora ¿Qué cosa no haces? – comentó sonriendo.
- Al parecer, disfrutar de mi juventud – dije con ironía.
- Eso seguro – sonrió – ¿Bien, ya que el viernes estás ocupada en la noche que tal el domingo? ¿Quisieras salir conmigo?

                El salón ya se había llenado y todos nos miraban expectantes, esperando mi respuesta “Por Ala, ni que me estuviera pidiendo matrimonio” pensé.

- Okey – fue lo único que se me ocurrió responder. Cuando ya todos desviaron la mirada insatisfechos por la respuesta inconclusa pregunte - ¿A dónde iremos?
- Es una sorpresa – susurro en mi oído, luego se fue a sentar. “¡Perfecto! odio las sorpresas” pensé.                         

                Al instante en que acabo la clase Joan, Lennox y Adriana me acosaron a preguntas sobre Nathan yo solo me limite a decir “No es gran cosa”

                 Al llegar a casa tome una ducha rápida y devore todo un paquete de galletitas de chocolate, mis padres habían salido de viaje a Venezuela esa mañana así que tenía toda la casa para mi sola, de ser una adolescente normal, haría una gran fiesta, quemaría todo el lugar o simplemente dormiría, pero lo normal no era más que un término en mi vocabulario así que yo, Avalon, el fracaso de adolescente de 15 años, debía limpiar la sala de estar, pues tenía una clase de matemáticas que explicar.

 

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