Gale Pov.
Me encontraba muy avergonzado, en toda la noche había dormido y al mismo tiempo pensado en lo molesto que resulte para Venus ayer, y planeaba disculparme, aunque cuando salimos del hotel para continuar caminando ella no pareció hacerme casó, sólo me ignoraba y eso me dolía por razones que no conocía, incluso Gina me calmaba diciendo que así eran las chicas, pero no lo crei.
Dejé de pensar en eso cuando vimos un movimiento a unos 4 edificios de distancia, eran 2 pies yendo de aquí para allá en el segundo piso hasta que desaparecieron, las chicas quisieron ir a investigar y yo sólo podía pensar en el poco miedo que le tenían a la muerte, o quizá ni siquiera pensaban en ello, eso me hacía pensar que estaban locas, pero debía seguirlas, para sobrevivir y porque a pesar de estar locas eran buenas, eso era lo que importaba. creo.
Cuando llegamos al edificio se escucharon mucho pasos a nuestros alrededor pero no había nadie por ahí, no hasta que vimos a un chico aparecer, tenía los ojos rojos y caminaba como si sus manos fueran sus pies, estaba en cunclillas y cada que se acercaba daba brinquitos con la mirada posada en cada uno de nosotros, parecía estable e inestable a la vez.
Emitió un sonido que hizo que mi garganta doliera al instante, no podía ni siquiera hablar de la manera debida y su cuerpo entero parecía totalmente hecho trizas, sus nariz estaba podrida. me dieron nauseas que por un segundo y no las aguantaba. Él estaba ahí, delante de nosotros, pero no nos movíamos ni hacíamos el menor ruido, parecía que algo en él nos detenia.
Ni siquiera podía abrir la boca, por lo que sólo me quedaba pensar en un millón de maneras en las cuales podiamos escapar, pero no había ninguna que resultara favorable, con un movimiento brusco él podría alterarse y atacarnos, y nadie querría correr ese riesgo a menos que no le importara nada de lo que les pase a los demás, pero eso no es probable, porque nadie parecía dispuesto.
Otro chico apareció junto a él, este caminaba normalmente pero estaba igual de deshecho que el otro, este tenía un traje y nos miraba con una escalofriante sonrisa, tampoco dijo nada por un momento, nadie lo hizo, sólo nos dedicamos a mirarnos entre nosotros y preguntarnos en qué pasaba o que estaba por pasar.
Eran cranks definitivamente, y eso sólo lo hacía más sospechoso, principalmente porque estaban demasiado tranquilos aún para ser de los que aún no saben lo que está bien y lo que está mal, y muchas cosas de lo que ahora pasaban me parecían estar mal, pero nunca nada estaba bien desde que olvide, y lo que parecía el lugar más horrible del planeta, se convirtió en el paraíso cuando vi lo que me había estado esperando en realidad.
—Inmunes—Escuché por primera vez la voz distorsionada de un crank, ese que parecía casi normal y sofisticado—ustedes sí que tienen un instinto suicida.
—¿Quién es usted?—pregunté, con la voz entrecortada.
—Admiro esa valentía-dijo ignorando mi pregunta—pero debo decir que son tontos, o quizá tengan un retraso mental.
—¿me ve con cara de retrasado?—Pregunto Luther, apretando los labios. El crank solo sonrió.
—La verdad es que si—miro hacia el otro crank y suspiró—de verdad lamento que hayan venido aquí, parecen agradables.
Miramos al crank confundidos, hasta que salieron otros tantos como el primero de los lados, tomándonos por sorpresa agarrando a cada uno de los brazos, haciéndonos imposible el atacar, claro que el crank que parecía más inteligente no se esperaba que dieramos pelea. La chicas supieron noquear a los que las retenían, nosotros lo logramos de milagro, el chico que nos miraba antes con un brillo en los ojos frunció el ceño y alzó la vista.
