Todo se derrumbó

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BUENO POR MIENTRAS QUE ALGUIEN POR ALGÚN LUGAR ME ESTÁ HACIEDO LA PORTADA QUE TAN AMABLEMENTE SE OFRECIERON Y YO FELIZ ESPERO TENERLA EN MIS MANOS, LES DEJO ESTE REGALITO QUE ES EL PRIMER CAPÍTULO DE LA HISTORIA, NO ES NADA LINDO PERO NO ME ODIEN PORQUE TIENE QUE IR TOMANDO CURSO PARA ENTENDERLA U.U

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-No lo soporto Ross, verlos así y ni siquiera ha pasado un día, tampoco lo entiendo, no huele a descomposición, Evan no está hecho polvo pero simplemente están muertos, ¿es acaso una tortura verlos y tenerlos así? –Lloriqueaba Jenna

-No lo sé mi amor, créeme que si pudiera hacer algo lo haría, recuerda que son tus amigos, pero es mi hermana la que está así, mi hermanita que tanto tiempo tardé en recuperar, solo para volver a perderla.

Ross y Jenna se abrazaban el uno al otro y ambos dejaban las lágrimas caer libremente por su rostro, sol de vez en cuando Ross pasaba tiernamente la mano por las mejillas de su esposa para limpiarle un poco las lágrimas, ya ni siquiera le quedaba máscara de pestañas pues las lágrimas se las habían enjuagado todas.

-Lo…Lo siento amor, tengo que ir a darme una ducha –Se excusó Jenna-.

Ross y Criss siguieron contemplando los cuerpos de sus amigos, Criss aun no pronunciaba palabra alguna y Ross tenía miedo de hablarle pues no sabía cómo iba a reaccionar ni tampoco qué hacer si él también se quebraba, pues por lo menos necesitaba ver a alguien fuerte ya que a él le estaba costando mucho trabajo solo intentar mantenerse así por su esposa.

Desde esa habitación podía sentir como Jenna llenaba la tina y poco a poco se introducía en el agua, de pronto escuchó un golpe seco y un par de chapuzones, segundo más tarde solo silencio, pensó que por fin su esposa se había tranquilizado, lo necesitaba y volvía a concentrarse en el cuerpo de su hermana, su piel blanquecina y sus cabellos rojos, sus mejillas habían perdido su color y sus labios también, y ese era el único signo que daba de no estar viva aparte de que su pecho no se movía, pues permanecía impoluta tal y como en un sueño, un horrible sueño del que no se podía despertar.

 Evan en cambio no había cambiado nada, solo sus ojos permanecían cerrados y en el centro de su pecho una gran mancha roja con sangre, nadie se había atrevido a limpiar la camisa del hombre o cambiársela, era como un contante recordatorio que todo había cambiado, que todo se había acabado, que ya nada sería igual.

Ross se dio cuenta de que había pasado demasiado tiempo sin escuchar sonido alguno por parte de su esposa o en la habitación donde estaba su esposa, ni siquiera la escuchaba arrullar sus típicas canciones mientras tomaba una ducha, así que en vista de los últimos acontecimientos, prefirió ir a ver qué sucedía así no se encontraba con alguna otra desagradable sorpresa como la del día anterior. Llegó a la habitación en un abrir y cerrar de ojos y no había nada, solo la ropa de su esposa en el suelo, fue hasta el baño y ahí estaba sumergida en el agua, ahogada, inconsciente.

No hay tiempo III: Esperaré...Hasta que te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora