123. Mi todo

24 4 4
                                    


Una ducha de agua tibia relaja hasta las culpas y bien fría antes de terminar reanima.

El silencio de la tarde anuncia la noche que está por caer.

La ventana del patio, mi lugar favorito.

Tu espalda se amolda perfecta a mi pecho, apacigua mi respiración, me da calma.

Tus dedos enlazados entre los míos dan más calor que el chocolate de tu taza y tu cuello definitivamente es más dulce que el mismo.

Quizás sea que me gustes más tú que el chocolate para compartir mi lugar.

Digo quizás porque no tengo la seguridad si es que me gustas mucho más tú que cualquier otra cosa, o que otras cosas no me gustan tanto como tú.

Está lloviendo.

Ese maravilloso regalo tiene la casa suspendida a medias.

A media luz, a medio ordenar, a medio limpiar.

Quizás sea que me guste más mirarte a ti que a la casa.

Digo quizás porque no tengo la seguridad si es que me gusta mucho más mirarte a ti, que a la casa o que mi casa no me gusta tanto como tú.

Está lloviendo.

Ese maravilloso regalo me salva de todo.

Me salva del estrés, del mundo, de todo mal.

Quizás sea que me guste más detenerme en ti que en la vida.

Digo quizás porque no tengo la seguridad si es que me gustes más tú, o yo cuando estoy contigo.

Es confuso.

Porque contigo aquí mi lugar es pequeño, mi casa no sirve de nada, la vida se compone y ya porque cuando acaba la lluvia tu te vas.

Y yo cuando estoy contigo no importa el lugar, estoy en casa, la vida es perfecta y más porque cuando acaba la lluvia solo ella se va.

Chocolates de formolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora