120. Una dulce gota

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Su pecho se ensancha y rompe en vuelo.

Galopa entre las risas y miradas que aun siendo pasajeras se instalan en su memoria.

Sube hasta lo más alto de su orgullo reduciéndolo solo a su amor propio.

Desde allá cae en picada por el desfiladero de su cuerpo y remonta al ras de la nostalgia.

Llenando sus alas de ilusiones llegando hasta el balcón de su mirada.

Instalándose en el brillo de su reflejo.

Y cuando la gloria la alcanza entrecierra su mirada y me deja correr.

Acariciando su mejilla hasta su boca deshaciéndome en un beso.

El final perfecto de cualquier sueño.

Chocolates de formolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora