91. Mi poesía

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Escribir poesía fue algo imprevisto.

No fue algo tan fuerte hasta que alguien me hizo muy fuerte.

Lo suficiente para quererle en la distancia y el anonimato.

Entonces la poesia fue una sorpresa.

No importó que mi boca no pudiera decirle todo.

No importó que no entendiera el trasfondo de mis poemas.

Solo bastaba con escribirle los besos y las sonrisas que quería regalarle.

Así comencé un viaje sin retorno descubriendo cosas de mi que hasta ahora no conocía.

Comencé un poemario en donde esta persona me hizo interprete de lo que me inspiraba.

La poesia se me convirtió en un mural para dibujarle.

Un lugar donde todo tiene cabida.

Chocolates de formolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora