Cap. 8: Sueño

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Capítulo 8

Sueño


Me acomodé en mi cama pensando en todo lo que había pasado en la semana, en lo horrible y al tiempo hermoso que podía llegar a ser Nick, que la última persona con la que alguna vez sentiría empatía sería con la que ahora me hace pensar en las noches. Tal vez sea muy acelerado pero la manera en la que veía a Nick era diferente, era hermosa, era algo que me gustaba y me hacía sentir feliz, aunque reitero seguía siendo muy extraño.

No escogemos de quién nos enamoramos, y eso fue exactamente lo que me pasó a mí, tal vez no esté enamorada, pero sí pienso mucho en él y me gusta, me gusta mucho.

Pensé en todo lo vivido en la semana hasta que mi cuerpo descanso.


—¿Nick? ¿Qué haces aquí? —dije aturdida y aún medio dormida.

—Sólo te quería ver.

—¿Qué hora es?

—Las tres de la madrugada —dijo sentándose a mi lado—. Vengo a decirte que... —no decía nada y tenía una expresión extraña en su rostro, como expresión de dolor, tristeza, decepción. Dio un gran suspiro y añadió—: Que lo nuestro no puede seguir.

—¡¿Qué?! —dije demasiado confusa—. Pero... ¿Por qué?

—Porque somos hermanos y...

—No somos hermanos —lo interrumpí—. Tú mismo lo dijiste.

—Sí, cariño —dijo tocando mi mejilla suavemente—. Pero, encontré una chica que me enamoró y por más que quisiéramos... Tú y yo no podríamos estar juntos.

—¡Nick! Dijiste que yo había hecho algo en ti que ninguna otra había hecho, dijiste que lucharías por este "amor" así sea imposible, dijiste que lo intentarías, lo prometiste. —dije con recelo en mi voz.

—Las personas prometen, pero no todas son capaces de cumplir sus promesas, y creo que es mi caso, yo lo lamento, Val, y ella...



Abrí mis ojos y el corazón me latía a mil. Tenía mi mano derecha sobre el pecho tratando de calmar las aceleradas respiraciones. ¡Qué asco de sueño! Intente de dormir de nuevo pero no podía. Miré el reloj y eran las tres de la madrugada.

Me levanté y fui por un vaso de agua a la cocina. Y... ¿Si ese sueño era alguna señal o algo? Ugh, a veces el amor te vuelve paranoica. El sólo pensar en la idea, me ponía los pelos de punta.

Subí con un pan en la boca hacia mi habitación y tratar de conciliar el sueño con aburridos videos de Youtube, y al pasar por la habitación de Nick me dieron muchas ganas de entrar, así que simplemente lo hice.

Le di un pequeño besito y él abrió los brazos con pereza y al verme sonrió.

—Hola, hermosa ¿Qué haces aquí?

—No podía dormir así que te vine a ver. ¿Estuvo mal?

—Estuvo perfecto.

Me dio un largo y hermoso beso mientras me cogía la cara y me susurraba que le encantaba estar conmigo y que no se quería alejar, completamente diferente al sueño que acababa de tener.

—Tuve un sueño horrible —le dije—. Soñé que querías dejarme.

—Eso jamás pasará a menos que tú me lo pidas.

—Eso tampoco pasará, creo.

—¡Me alegra! —dijo sonriendo.

—¿No te parece que todo va muy rápido? Es que, pues he estado pensando mucho y me parece como increíble estar contigo de esta manera y ver como mis sentimientos crecen, es muy rápido todo lo que está sucediendo y no sé.

—Somos libres de pensar y sentir, pero hay ciertas cosas que no podemos controlar —dijo susurrando de la misma manera en la que yo lo había hecho—. Solo nos gustamos y así es como debe ser ¿no crees?

—Tal vez, sin embargo me sigue pareciendo muy loco todo esto de estar así con la persona más odiaba de mis últimos 14 años y...

Estábamos frente a frente, hablando cuando vimos que las luces del pasillo se encendieron. ¡Mierda! ¿Quién estará allá afuera?

 ¡Mierda! ¿Quién estará allá afuera?

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Mi Hermanastro, el cuarto de los deseos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora