Cap. 56: 7 minutos en el paraíso

288K 10.1K 2.6K
                                    

Capítulo 56

7 minutos en el paraíso

N/A Recomiendo leerlo mientras escuchas una canción realmente triste o melancólica que te haga mover el corazón. Estaba escuchando Say Goodbye de Chris Brown y casi me derrito escribiendo el capítulo, aparte es el final y lloro mucho porque los voy a extrañar demasiado :'''''(

 

¤°.¸¸.•´¯'»«´¯'•.¸¸.°¤

 

La madrugada llegaba y poco a poco la gente se iba yendo hasta que por fin quedamos unos pocos. La casa estaba completamente desordenada y llena de cosas y líquidos por todo lado. Nos quedamos con nuestros amigos, los típicos, los de la primera reunión.

—¿Recuerdan cuándo propuse ese juego? —dijo Luisa entre risas—. Fue lo peor de lo peor.

—Sí —dijo Karen emocionada—. Recuerdo que todos salimos de la casa y nadie podía decir nada. Era horrible.

—Nick y Valerie estaban en shock, completamente pasmados —postuló Bill—. Nick se puso pálido y tenía ganas de vomitar.

Miré a Nick entre risas y él me guiñó el ojo.

—¡Oh! —gritó Sara—. ¿Y recuerdan la cara de celos de Edward?

Todos empezamos a reírnos recordando el comienzo de esta extraña historia.

—¿Saben qué me preguntó Ruth cuando ustedes se habían ido y yo estaba llorando descontrolada? —dije y miré a Ruth quien se puso colorada y se empezó a reír metiéndose detrás de una almohada—. Me preguntó qué si había sido un buen polvo.

Todos empezaron a reírse y le lanzaron almohadas mientras ella se reía con ganas y todos le lanzaban frases pervertidas.

—¡Deberíamos jugar de nuevo! —dijo Luisa realmente emocionada y las almohadas que habían sido tiradas en la cara de Ruth, está vez corrieron hacia ella.

—Yo creo que es buena idea —dijo Nick y todos nos reímos y seguimos nuestro juego de almohadas hacia él.

—¿Por qué no? —dijo Jack riendo y todos le gritábamos mientras le tirábamos almohadas y moríamos de risa.

Fue una madrugada realmente especial, reímos mucho y tomamos también, pero no hasta el punto de perder la cabeza.

Después de un rato, Nick se levantó y me cogió la mano.

—Yo sí voy a jugar el juego de Luisa —dijo Nick levantándome casi a la fuerza—. Sólo que yo ya sé con quién voy a entrar.

Y me jaló hacia el famoso cuarto de huéspedes que tantos recuerdos profundos me traía.

Todos se quedaron callados y se reían pero no a carcajadas como antes, compartieron miradas pícaras y Nick y yo entramos.

Una vez adentro me cogió la nuca con su mano y movía su nariz sobre la mía con delicadeza, su otra mano me cogía la cadera y respiraba con suspiros.

Yo tenía mis brazos alrededor de su cadera y arrugaba la nariz cada vez que el pasaba la suya por la mía, sonreí y él me daba besitos de vez en cuando.

Empezó a acariciarme la cara con su cara y dejando pequeñitos besos a su paso. Podía sentir su sonrisa en mí y el amor tan grande que estaba depositando.

Empecé a imaginarme la vida sin él, sin esos momentos tan especiales, esos momentos en que con tan pequeños toques me hacía sentir la mujer más feliz del mundo, imaginándome sin él conmigo. Mi corazón se encogió y mis ojos botaron lágrimas las cuales él besó.

Duramos mucho tiempo acariciando nuestros rostros y en completo silencio expresando nuestro amor por medio del corazón. Los actos y el corazón hablaban más que mil palabras.

Pude sentir que Nick dejó escapar lágrimas y al tiempo me abrazaba más a él, jadeando y sin alejarse ni un momento de mí.

 —No sé qué voy a hacer sin ti —le susurré mientras seguíamos tocando nuestros rostros.

—Salir adelante —susurró dándome un beso en la frente—, y estaré muy feliz de verte realizada y con todas tus metas cumplidas. Con tu vida hecha, una vida feliz, una…

—Te necesito para estar completa —interrumpí—, para ser completamente feliz.

Levanté mis brazos sobre sus hombros y lo abracé dejando reposar mi cara en su cuello y dejando caer esas pequeñas lágrimas que querían salir corriendo. Él me sostuvo de las caderas y suspiraba mucho.

—Extrañaré tu olor —dijo besando mi cuello—, extrañaré todas las ridiculeces que hacías, todas las cosas que decías, tus malos chistes, tus rabietas, tus insultos, tu cuerpo, tu amor, tu sonrisa, tú. Yo tampoco sé qué haré sin ti.

—Perdóname, Nick —dije llorando y ahogando ese llanto—, perdóname por todo lo qué pasó. Perdóname por lo de Ed, por Charlotte, por todas las cosas que dije.

—No hay nada que perdonar. Todo fue y es perfecto a tu lado, Val —me abrazó y me levantó dándome un beso—. Eres lo mejor que pudo haber llegado a mi vida.

Estaba llorando demasiado y no pude articular más palabras, sentía que el corazón me iba a salir por la boca si decía algo.

—Eres lo mejor de mi vida —susurré en medio de mi llanto y puse mi mano en su húmedo rostro.

Me besó de nuevo mientras yo sostenía su rostro el cual dejaba salir lágrimas.

—Estos definitivamente son 7 minutos en el paraíso.

—Creo que vamos muchos más de siete —dije riéndome en medio de mi llanto.

—No es en la cama, es a tu lado y eso es realmente el paraíso —sonrió en mi boca—. Te amo.

—Te amo, hermanastro.

FIN.

¤°.¸¸.•´¯'»«´¯'•.¸¸.°¤

N/A Bueno, el esperado final está acá. Lamento lo corto que está pero fue realmente difícil hacerlo, espero entiendan que ustedes me han llegado al corazón y darle fin me pone sentimental.

Todavía no me eliminen de su biblioteca u.u

Mi Hermanastro, el cuarto de los deseos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora