Cap. 4: Con... ¿él?

602K 13.5K 683
                                    

Capítulo 4

Con... ¿él?

     Me desperté y sentí como si hubiera dormido una eternidad, estaba en la comodidad de mi cama. Abrí un poco los ojos y había demasiada luz así que los cerré de nuevo con una mueca y dolor de cabeza.

     Sentí que alguien estaba a mi lado.

     —¿Cómo te sientes, muñeca? —Preguntó Karen.

     —Bien, estoy bien. Tuve un sueño rarísimo. —reí al recordarlo y de pronto abrí los ojos para contar mi sueño. Al abrir mis ojos, me encontré con un gran grupo. Todos me miraban preocupados y supe que no había sido un sueño... Fue real—. ¡No, no, no! —mis ojos se llenaron de lágrimas—. ¿No fue un sueño? —Pregunté con miedo, mucho, mucho miedo.

     Todos me respondieron negando con la cabeza y con un gesto de lástima. Empecé a llorar pensando en lo sucedido, pensando en Nick, pensando en lo que hicimos.

     —Sabía que era un mal juego. ¿Lo habían planeado? ¿Se habían puesto de acuerdo? —dije con rencor y aun llorando.

     —No, nena, no sabíamos que mandarían a Nick. No fue nuestra intención, lo sabes. Todas nos pusimos de acuerdo al mandarte a ti. Tú también estuviste de acuerdo —Dijo Kathe, una de las amigas de Nick cogiéndome el cabello.

     —¿Dónde está Nick?

     —Está con Bruno, Edward y Matt. También está impactado. —respondió Bill, su amigo.

     —¿Por qué mandaron a Nick, Bill?

     —No sabíamos a quién mandar, así que todos pensamos en el dueño de la casa. Por tal razón no nos demoramos en la elección. No pensamos en nada Val, lo siento. —dijo con sinceridad.

     —¿Qué hora es? —pregunté sin ánimos.

     —Las 6:30 pm. —respondió Ruth a mi lado cogiendo mi mano.

     —Bueno... Creo que ya es hora de que nos vayamos todos. —dijo Verónica resoplando.

     Todos se despidieron de mí y me desearon suerte. Ruth se quedó al final. Me abrazó muy fuerte y me derrumbé en sus brazos y aún con dolor de cabeza.

     —¿Por qué a mí? —dije llorando mientras ella me abrazaba—. Gracias por estar aquí —le dije sonriendo después de que el llanto cesara un poco pero aún con lágrimas en mi rostro.

     —No te preocupes, para eso estoy.

     —Muchas gracias, Ruth. Lo único que me hace feliz ahora es tenerte a ti.

     Sonrió y se quedó callada pensando en algo mientras su mirada se quedó congelada en mi muñeco café que estaba sobre una silla.

     —¿Qué tal? —preguntó interesada después de salir de su trance.

     —¿Qué tal qué? —la miré extrañada.

     —¿Qué tal el polvo? ¿Te gustó? —dijo riendo.

     —¡Ruth! —reí—. ¿Qué? ¿Qué te pasa? A ver, fue mi primera vez, fue ebria y fue con Nick —dije recordando y haciendo muy mala cara y con ganas de llorar de impotencia de nuevo. Le había dado a ese cretino lo más importante, lo que no se le entrega a cualquiera, lo había hecho ebria. No era más que una estúpida.

     —Amiga, tienes mucho para hablar con él —se quedó pensativa y volvió a su extraño trance pero reaccionó levantándose rápidamente de la cama en la que me encontraba y dejándome caer fuertemente—. Cuídate mucho ¿sí?

     —Vale.

     Todos se empezaron a ir y la rabia e impotencia ardían en mí como un caldero, quería destruir todo, quería destruir a Nick, no quería verlo nunca más. Lo odiaba aún más y toda la semana tendríamos que estar solos porque nuestros papás acababan de emprender su viaje.

 Lo odiaba aún más y toda la semana tendríamos que estar solos porque nuestros papás acababan de emprender su viaje

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi Hermanastro, el cuarto de los deseos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora