Capítulo 32.

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Nathaniel pasó por mí casi a las nueve de la noche. Al fin le había aceptado esa "cena" que tanto postergué ya que mañana no tenía ningún trabajo o reunión importante.

Necesitaba distraerme, dejar de tenerla en la mente de una maldita vez, hoy volvió a ausentarse en el set y eso fuera de dejarme tranquila me dejó con mas dudas de las que no podía salir, enviarle un mensaje no era opción. Ojalá ese día nunca hubiera pasado y no nos haya sentenciado de esa forma.

—Te ves bien. —Comentó nada más verme. De arriba abajo, como un pervertido.

—Lo sé.—Me subí al automóvil.— ¿A dónde me vas a llevar? ¿Hiciste una reserva o algo?

—Esa parte la olvidé, pero estaba pensando que quizás podríamos ir a... —Una llamada entrante de su móvil lo interrumpió con el ruido que emitía. Se detuvo y lo tomó entre sus manos.— Dame un segundo.

Atendió la llamada y yo solo me quedé viendo mientras hablaba, el volumen de su dispositivo era alto así que podía escuchar todo, la conversación era sobre una invitación y su amigo insistiéndole para ir aun sitio, pero él solo respondía con monosílabos.

—No, no creo que vaya... Las fiestas de ese imbécil siempre terminan mal...—Esa parte que me llamó la atención

—¿Fiesta? ¿Dijiste fiesta?

—Eh... Sí.—Alejó un poco el celular de su oído para contestarme.

—¿Nathaniel? ¿Con quién estás?—Oí desde la llamada.

—Con una amiga...

—Si quieres invítala pero ven, no te vas a arrepentir. 

—No lo sé...

—¡Vamos Nath! ¡Si quieres te chupo el pene!

Empecé a reír con la motivación de ese amigo suyo, aunque no pareció hacerle gracia.

—Vamos a ir.—Contesté yo por él en voz alta.

—¿Qué...?—Frunció el ceño.

—¡Genial! ¡Los espero aquí!

—Rolo, espera...—Intentó hablar, pero parece ser que su amigo cortó. Me quedó mirando confundido.— ¿Quieres ir a esa fiesta? ¿Qué hay de nuestros planes?

—Es un trato genial el de tu amigo, ¿No crees?—Lo molesté.—Podemos ir otro día a cenar, pero hoy quiero distraerme y una fiesta me parece mejor idea para hacerlo que ir a un restaurante a lidiar con paparazzi a la entrada y salida. —Expliqué acomodándome y me crucé se brazos.—Además... Yo todavía no he aceptado tu trato.

—¿"Todavía"?—Cuestionó con una sonrisa de lado.— ¿Ya lo estás considerando?

—Puede ser... Aún estoy decidiéndome, tal vez si haces lo que quiero ayude.

Solo soltó una risa y me miró a los ojos un rato.

—Bien... Vamos.—Dijo y arrancó el vehículo al fin.— Espero no olvides que tenemos una cena pendiente.

—Tengo mala memoria.—Me encogí de hombros.

—¿Sí? Entonces iré de nuevo por ti al trabajo y me plantaré en la entrada o frente a tu casa. Depende de las ganas que tenga de hacer un escándalo y de si esa señora no me querrá asesinar otra vez si voy a verte.

¿Está hablando de Ellie...?

¿Por qué ahora que todo lo que quiero es quitarla de mi cabeza? 

Desaparece un segundo, por favor.

Por cierto, ¿Quién era ella?—Añadió.—Su rostro se me hace familiar de haberla visto un par de veces, pero no recuerdo dónde...

Después de la tempestad.Where stories live. Discover now