Después de la tempestad.

Capítulo 4.

Los ojos se me cerraban solos, creo que dormí con suerte tres horas como mucho y tenía unas ojeras que darán bastante trabajo a las maquillistas.

Además de que seguía adolorida de mis pies por la sesión de fotos que tuve ayer, me hicieron usar unos tacones de aguja y altísimos durante horas, tenía que apoyarme en Vicent para poder caminar.

Estaba con mis capuchas de siempre y pantalones de chándal negros, encima una gorra para el frío que hacía ese día y lentes de sol porque mis ojos dolían debido al cansancio. Sé que me veo sospechosa, como alguien que sacará armas y empezará a disparar en todas direcciones o como cuando un famoso sale a la calle y está siendo perseguido por la prensa intentando pasar desapercibido pero hace todo lo contrario, yo cometí ese error muchas veces.

Caminaba por el pasillo antes de llegar al set como si me costara la vida y mis ojos dormitando. Fue por eso que no vi cuando una chica estaba en mi mismo camino pero diferente dirección, se veía que tenía prisa.

La reconocí como la asistente de Ward o eso creo ya que siempre está detrás. Quedamos de frente y pasó el típico momento frustrante en el que yo me movía a un lado con la intención de dejarla pasar y ella se movía al mismo.

Después de repetir eso como tres veces solté una carcajada y me imitó.

—Lo siento...—dijo tímida.

—Yo para la izquierda y tú para la derecha, ¿Sí?

—¿Su izquierda o mi izquierda?

—Mi izquierda.

Nos pusimos de acuerdo y nos movimos pero dando que terminamos en el camino de la otra de nuevo.

—Esa es su derecha. —Rio.

—¿Sí? —Mierda, esta vez estaba segura...

Saqué mis lentes y froté mis ojos porque ardían un poco.

—¿Se siente bien? Se ve un poco...

—Como la mierda, sí. —Completé.

—Yo no lo diría de ese modo...

—Pero yo sí, así soy yo. —Reí. —No pude dormir bien. —Me quedé leyendo hasta las cuatro de la mañana.

—¿Quiere que le traiga un café? Justo ahora voy a comprarle uno a la señorita Ward. —Pronuncia muy raro su apellido. ¿Es "señorita" o "señora"?

—¿Un café...?

Me lo pensé un momento, no es que no me guste del todo, sino que lo prefiero sin azúcar, frío y con whisky, pero claro está que si tomo eso me voy a marear además de que voy a congelarme, pero uno normal no me vendría mal en este momento.

—Bien... —Dije sacando mi billetera y le pasé un billete. —¿Con esto es suficiente?

—No se preocupe por eso. —Se negó a tomarlo. 

—Pero...

—¿Cuánto de azúcar? ¿Prefiere uno con o sin leche?—No me dejó reclamar.

—Sin leche ni azúcar, no me gusta.

—Bien. —Sonrió nerviosa. —Ya vuelvo, no tardo.

Ambas seguimos nuestro camino, me quedé pensando un momento que cómo sería soportar a esa bruja siendo su asistente, de solo imaginarlo sentí pena por ella.

Llegué al estudio, saludé a quien me cruzaba y en un rato vi como la chica regresaba con dos cafés en las manos, buscó con la mirada y al verme se empezó acercar a mí.