E P Í L O G O

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Hola. 

Han pasado semanas desde que esta historia camina sola por aquí, y ni os imagináis lo bonito que ha sido verla hacerse un poquito más grande cada día, dar sus pasos y hasta sentir que si ella quisiera, podría correr. Y todo gracias a vosotras, por darle este cariño. Por haberla abrazado y haberla hecho vuestra. 

Ahora Lejos de Eris no es solo mía. 

Ahora estas palabras también os pertenecen. 

Y las vuestras siempre, SIEMPRE permanecerán en mí.

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C I N C U E N T A   Y   C I N C O   

S I E T E 

Los párpados de Freen volvieron a cerrarse como empujados por una fuerza invisible. No era capaz de mantenerse despierta por mucho que lo intentara, y su paciencia estaba empezando a agotarse.

-Creo que deberías irte a la cama - dijo una voz desde la puerta de su despacho.

- El problema es que tumbada soy incapaz de dormir- suspiró.

- Freen, es normal. Te queda menos de una semana para salir de cuentas. Lo raro es que te mantengas en pie, dado que ahora mismo es más sencillo saltarte que rodearte -

- Gracias por recordarme que soy una barriga con extremidades, Nam -

- De nada - rio - No puedo esperar para verle la cara a mi sobrina-

- Ojalá no tuvieras que esperar ni un día más, te lo juro, estoy desesperada por que salga - bufó Freen.

- Después echarás de menos tu barriga, ya lo verás - dijo Nam dándose la vuelta para salir al pasillo.

- Nam - la detuvo Freen - No sé cómo agradecerte todo lo que estás haciendo por mí -

- No seas tonta, haría cualquier cosa por ti - la miró directamente a los ojos - Jamás, escúchame, jamás dejaría que pasaras por esto sola -

- Lo sé - dijo Freen mientras se le humedecieron los ojos - Ahora vamos a ser las tres contra el mundo ¿no? -

- Siempre -

Freen se quedó de nuevo en silencio. Tenía el escritorio lleno de notas, el ordenador encendido y el procesador de texto parpadeando delante de sus ojos. Hacía un mes que había terminado de escribir su tercer libro y se sentía vacía. Aunque debería estar nerviosa por lo que venía, se sentía extrañamente tranquila mientras acariciaba su barriga de nueve meses.

Siempre había querido ser madre, y cuando dos años atrás su relación se terminó, decidió que no esperaría a encontrar la persona adecuada para dar aquel paso. Ya había cumplido los treinta y cinco, y no quería seguir esperando a que la vida decidiera ponerle delante a alguien que sí quisiera formar una familia.

Pero ella estaba bien. Era feliz en cierta manera, aunque ese vacío seguía ahí como un agujero en su pecho. Nam se había encargado personalmente de no dejarla caer durante aquellos años, y en la recta final de su embarazo la había obligado a mudarse con ella para que no estuviera sola en ningún momento; ni antes, ni después de que llegara el bebé.

Su teléfono se iluminó sobre la mesa y ese salto en el estómago le hizo recordar amargamente que ella ya no le escribía. Dos años habían pasado, y aún recordaba esa sensación. Pero aquella decisión de separarse, aunque fuera dolorosa para Freen, fue lo mejor que pudo ocurrirle. Necesitaba cosas, necesitaba más. Y lo haría con ella, o sola.

LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora