CUARENTA Y SIETE

3.2K 435 56
                                    

-Ojalá recuperes tu camisa – dijo aquella chica diminuta mientras miraba fugazmente a Freen, que estaba conteniendo su respiración. – Gracias Freen, ha sido bonito hablar contigo. –

- Espera qué –

Freen gritó tan fuerte que notó cómo se rasgaba su garganta, y de pronto estaba sentada en la cama a oscuras sin poder apenas respirar. Le faltaba el aire, sus pulmones parecía que se habían parado y nada entraba ni salía, y por una fracción de segundo estuvo convencida de que se iba a morir en aquel preciso momento. Pero no, no se murió. Pasados unos segundos el aire comenzó a entrar y a salir de nuevo, y Freen intentó inspirar por la nariz despacio tratando de calmar su cuerpo, que estaba al borde del colapso. Siguió inspirando y espirando durante unos minutos antes de conseguir abrir los ojos. Miró su teléfono; Becky se había marchado hacía menos de una hora después de haber vuelto a alborotar sus sábanas, y aunque Freen le había prácticamente rogado que se quedara, la chica le dijo que no quería dejar a Patty sola porque la había notado rara aquella noche, pero que se lo compensaría.

Becky ¿Era Becky la chica de su sueño? Era ella, o al menos era su voz. Y era definitivamente su camisa -¿Yo tenía esa camisa la noche del puente? ¿la camisa que Patty me regaló? - Tal vez tenía el pelo más corto, y estaba más delgada. Pero ¿Cómo podría ser ella? ¿Su cerebro acaso estaba rellenando los recuerdos con imágenes aleatorias? tendría sentido que cualquier cosa que Freen soñara tuviera a Becky como protagonista, pero aquello no se sentía como un sueño. Aquello se sentía como ese puñado de imágenes que el cerebro de Freen había desechado hacía seis años y que ahora intentaban recomponerse como un puzle sin sentido -¿Pero, cómo iba a ser Becky la chica del puente? Eso es totalmente imposible, porque ella saltó. De eso estoy completamente segura. Y nadie habría podido sobrevivir a esa caída. ¿Qué estás pensando Freen? ¿Cómo puedes siquiera plantearte eso? Es una locura. -

Volvió a tumbarse y se giró hasta alcanzar la almohada sobre la que había dormido Becky la noche anterior. Todavía olía a ella, y eso la calmó de forma inmediata. Era increíble el efecto; ahora deseaba con todas sus fuerzas que no se hubiera marchado, y eso la asustó. No entendía cómo se había enganchado tanto en tan poco tiempo, cómo tenía esa necesidad de estar cerca de ella y cómo al separarse parecían salir los monstruos de debajo de su cama. Quiso escribirle y decirle que la necesitaba, pero aquel monstruo la tenía agarrada, inmovilizada sobre aquel colchón que parecía cuatro veces más grande ahora que lo compartía con Becky. Notó cómo se le mojaban las mejillas sin haberse percatado de que estaba llorando. Y así, abrazada a aquella almohada, el agotamiento terminó por vencerla.

Becky entró en la librería con la esperanza de encontrar a Freen allí. No le había contestado a los mensajes aquella mañana, y tampoco había obtenido respuesta en el portero automático de su piso. Estaba empezando a preocuparse, y ese sentimiento se terminó de asentar cuando una vez dentro del local descubrió que Freen tampoco estaba allí.

- ¿Becky? - la voz de Irin la sacó de sus pensamientos.

- Ah, hola Irin - carraspeó - Qué tal-

- Bien...- dudó - ¿y tú? -

- Pues la verdad es que estoy buscando a Freen, no doy con ella - dijo sintiendo como se le enfriaba el estómago al decir esas palabras en voz alta- ¿La has visto? -

- No, no desde que os fuisteis anoche de la sesión de lectura - contestó Irin - ¿Has ido a su casa? -

- Sí, pero nadie responde - suspiró Becky. - Es raro. Y su coche no está donde lo dejó la última vez.-

- Bueno, Freen puede hacer esto a veces - dijo Irin bajando la mirada.

- ¿Esto? ¿A qué te refieres? - preguntó Becky.

LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Where stories live. Discover now