VEINTINUEVE

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En línea.

Freen había leído esas dos palabras al menos cien veces en las dos horas que llevaba metida en la cama mirando la pantalla de su teléfono. Becky estaba en línea, pero no le había contestado, y no tenía muy claro si estaba enfadada, ansiosa, o simplemente herida en su orgullo por haber decidido por fin escribirle y que ahora la dejara en visto después de una pregunta.

Pero Freen sabía que ya no tenían quince años. Tal vez Becky tuvo que dar veinte vueltas para encontrar aparcamiento y llegó a casa cabreada con el universo, o entró a casa y de pronto sintió la imperiosa necesidad de comerse unos cereales y olvidó por completo el teléfono, o puede que simplemente hubiera tenido suficiente Freen por un fin de semana.

Por supuesto que Freen iba a pensar eso, aún teniendo absolutamente todas las señales que indicaban lo contrario, su cerebro se iba a encargar de sabotear cualquier intento de ilusión que pudiera sentir. Porque Becky no podía estar interesada en ella, porque ella estaba defectuosa.

Porque lo estaba ¿no?

Se reprendió a sí misma por ser tan tonta, convenciéndose de que aquello no tenía importancia, y que lo más seguro era que Becky simplemente se habría quedado dormida al meterse en la cama agotada por el viaje. Pero entonces ¿por qué estaba en línea?

Becky estaba mirando la pantalla iluminada de su teléfono desde hacía muchísimo rato. Sabía lo que quería contestar, pero también sabía que cualquier paso en falso con Freen podría provocar que la chica retrocediera. Y la verdad, no quería que eso pasara. Por fin había conseguido pasar una barrera enorme con ella, y por nada del mundo quería asustarla con sus declaraciones. ¿Pero dejarla en leído? ¿De verdad, Becky?

Freen no supo cuánto rato estuvo despierta, pero sí que vio pasar varias horas del reloj antes de que por fin el sueño acabara por vencerla. Después de esperar mucho rato terminó asumiendo que Becky se habría quedado dormida, así que soltó su teléfono y cerró los ojos intentando minimizar el flujo de emociones que estaba sintiendo hasta que por fin se durmió.

Cuando abrió los ojos la luz se asomaba tímida por la persiana a medio bajar de su dormitorio. Sabía que no había dormido mucho, lo notaba en la pesadez de sus párpados. Durante cinco o diez segundos se sintió flotar en medio de la seminconsciencia que le brindaba la vigilia, pero esa sensación duró lo que tardó en recordar la conversación con Becky. Se puso un antebrazo sobre los ojos mientras suspiraba -Freen, habíamos quedado en que estas cosas ya no te afectaban, qué estás haciendo - se regañó a sí misma. Cogió el teléfono casi por inercia, ¿Qué hora sería? probablemente demasiado temprano para estar en pie un lunes que no tenía que ir a trabajar. Encendió la pantalla con un ojo aún medio cerrado por la claridad y entonces lo vio. 

Tenía un mensaje de Becky.




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LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Where stories live. Discover now