CAPITULO 25

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TABATHA

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Han pasado los días en los que he dejado mi alma por completo en el ring mientras estaba entrenando. Romi ha vuelto con su madre de unas vacaciones a Gran Bretaña, ella me confesó que Mason le dio un lugar de recomendación, fue, lo vio y conoció a su madre que está embarazada.

Ella dijo que de verdad luce como una reina malvada, aunque tiene su corazón y fue gentil todo el tiempo con ellas cuando las conoció.

De mi lado no solo estudio, también entreno, presento proyectos a mis profesores particulares y tengo una noche de relajación todos los días con Vance que ayuda que termine dormida luego de cogerme justo como me gusta luego de poner a moler todos mis músculos.

Hoy es el día de la pelea, Vance aseguró que ya tiene el dinero listo, así que eso me emociona aun más. Mis hermanas estarán presentes, sus chicos las llevarán hasta el club, lo que puedo notar es que hay tan solo un poco menos de tensión entre Alex y Nina.

Se quedaron con el perro que al igual que Popi han estado sanando bien, a mi parecer, la gallina ya engordó unos kilos, le quitaron su pata, pero es tan consentida como la pequeña rubia que se ha llevado mi corazón y me he encargado de cuidarla. Willa y yo hemos estado comunicándonos luego de que supiera que voy a pelear esta noche.

Lo que me llenó de alegría fue saber que está ganando el juicio, lo que quiere decir que va a poder regresar a Nueva York y pasar toda la vida con Romi que de verdad luce bastante emocionada con la idea. Ni su madre ni abuela se molestaron con la nueva mascota de los Cane, es verdad que no se esperaban que fuera una gallina mimada, pero amaron que Romi comenzara a desarrollar la responsabilidad a la hora de hacerse cargo de un animalito.

Nos adentramos al club que está rebosando de gente, misma que paga por botellas caras y droga que es la que vende por parte de la Cosa Nostra. Las meseras se pasean por doquier, dando bailes eróticos, drogas o tan solo tomando la cuenta mientras le hacen compañía a los empresarios que sueltan fajos de billetes contra la mesa.

El ring está preparado, lo rodeamos, mis dedos unidos con los de Vance. Los dos nos dirigimos hacia el sillón o espacio privado para los Cane, mis hermanas ya se encuentran bebiendo, Nina tratando de mantener la compostura y Reggina peleando con Dric para que le regrese la botella.

—Pulga.

Le doy la mano, me empuja contra su pecho y me estruja entre sus brazos. Todos ellos —menos Vance—, estuvieron en desacuerdo para que subiera a pelear. No me molesta, creo que en verdad no creen que lo vaya a lograr y es normal.

Lo que me basta es que mi marido sí cree en mí, me impulsó a batir su propio récord ya que fue el único por años en haber ganado una pelea por diez millones de dólares.

—Hola.

Nina se levanta cuando su chico me suelta, besa mi mejilla y la realidad es que no hemos vuelto a hablar de lo sucedido. Sé que le contó a Reggina que parece que siempre se pierde en su propio mundo, sin embargo, ya no es algo relevante entre nosotros.

Por lo menos no en mí.

Quiero celebrar nuestra victoria, quiero que de verdad mis alas comiencen a aletear hacia el cielo para ser libre de una buena vez.

—Dulzura, tan solo tenemos diez minutos para prepararte, vamos.

Vance me aleja de ellos para llevarme hasta el camerino que cada peleador tiene, me adentra, le echa pestillo a la puerta y dejo mi mochila en el asiento mientras hacen las presentaciones junto a un poco de estrategia de venta para que los espectadores consuman más y se animen.

Inocencia malvadaWhere stories live. Discover now