CAPITULO 6

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TABATHA

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Nina tiene cortes por todo el cuerpo, es como si alguien decidiera pasarle un pincel contra el cuerpo para hacer pequeñas franjas, pero en esta ocasión, no fue un pincel suave y amable contra su piel. Esta vez fue algo afilado, algo que corta y te hace sangrar para tenerte en este estado en el que incluso ella no llora pero nosotras si por ella.

La tela de su camisón de dormir no es más que retales, la atacó con la ropa puesta, la acuchilló y el doctor ha hecho tantas puntadas que cada una de ellas sentí como me dolían a mí. El corte sobre mi cuello, no las necesitaba, solo curaron para que la sangre dejara de fluir y en ningún momento dolió como lo que duele ver a Nina en este estado.

—¿Qué es lo que sucedió?

Mis labios dejan de estar vedados ante la situación y lanzo el cuestionamiento frío y carente de emoción hacia Reggina que está fumando en la sala de estar, con sus codos sobre sus rodillas y trata de entender lo que sucedió.

—Nos hemos dado cuenta cuando te fuiste que mamá no se desmayó por la enfermedad, lo hizo porque entró en pánico. —Suelta el humo contenido en sus pulmones—. Tenía miedo de que tú abrieras la boca por primera vez y le dijeras a Vance todo lo que había sucedido. Reconocemos el calibre de los Cane, por esto mismo, a mamá le dio miedo que vinieran por ella.

—¿Y luego?

La retahíla de sucesos no debe de ser nada buena para recordarla, porque se muerde los labios, comienza a mover una de sus piernas con insistencia y no me mira a los ojos.

—Cuando despertó parecía más tranquila.

—Como suele suceder.

—Quizá fue cuestión de tiempo o no lo sé, Nina estaba hablando con papá en la cocina de la nueva casa, ella se negaba a que nos casáramos y a pesar de que papá nos explicó todo no le convenció para nada la idea a ella y mi mamá la alcanzó a escuchar. Creo que lo que la detonó fue que Nina le estaba reclamando a papá por muchas cosas y dentro de ellas, por nunca hacer nada.

—No estaba furiosa por los matrimonios que concertó papá.

—No, la manera en la que Nina le estaba reclamando era por todos estos años en los que sabemos que en muchas cosas, no hizo nada —suspira—. Mamá se paseó por la cocina, no nos dimos cuenta que se escondió un cuchillo y le pidió a Nina que fueran a su habitación para tratar el tema maduramente, para que pudieran hablar y calmar las aguas.

—Nina sabe que siempre sus castigos han sido en la habitación.

—Lo sé, pero en esta ocasión Nina le dijo que no iba a hablar nada con ella, así que salió corriendo a su habitación, mamá la siguió y yo iba detrás de ella hasta que papá me tomó de los brazos. —Reggina se saca el suéter que llevaba encima y alrededor de los brazos tiene la marca de los dedos que papá le provocó—. Intenté ayudarla, Tab.

—Lo sé.

—Mamá la persiguió, se metió en la habitación, ya era muy tarde y solo escuchamos que mamá le decía lo mismo de siempre. —Una lágrima se desliza por su mejilla—: No nos mereces, eres una malagradecida, debes morirte, estoy cansada de ti Nina y que siempre quieras llevarte la atención, que siempre te hagas la víctima cuando aquí la que sufro y siempre sufrió fui yo. No debiste nacer...

Reggina apaga el cigarro, mis dedos se siguen deslizando en el cabello de Nina que está húmedo por el sudor, sigue dormida cuando la veo mientras que nuestra hermana se echa a llorar y yo me pellizco el brazo para que mis emociones se mantenga contenidas.

Inocencia malvadaWhere stories live. Discover now