CAPITULO 3

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TABATHA

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El ático en el que me mete es bastante lujoso, con una terraza que le encantaría a Reg por los camastros, la barra exterior, la mesa de desayuno y la alberca que sobresale de la propia estructura de la terraza. A pesar de que sea un espacio bastante grande, se siente vacío.

—Cuando terminemos de hablar, habrá gente por aquí tomándote las medidas y ofreciéndote todo tipo de prendas para que comiences a llenar tu nuevo armario.

—No me dejó traer mi propia ropa, a mis padres y hermanas si les permitió...

—No me tutees, soy tu futuro marido y no se vería nada bien que me trates como un señor cualquiera.

—Bueno. —Tomo un respiro, todo este tiempo ha mantenido su mano sobre mi espalda baja—. ¿Por qué no se me dejó sacar mis cosas?

—Porque no las necesitas, a menos que haya cosas de mucho valor sentimental, haré que te las traigan.

—Puedo hacerlo por mi cuenta, Cane.

Llegamos al comedor que es una estancia cuadrada, pero contiene ventanales bastante grandes y esmerilados. En la mesa podrían entrar más de doce personas, la madera de las sillas es oscura, mientras que la mesa es de cristal puro con una base central donde se concentran piedras blanquecinas donde sobresalen unas ramas falsas que llegan a tocar el candelabro de gotas preciosas.

—Cane es nuestro apellido, dulzura.

—El mío es Medaow.

—Desobediente, agregaré eso a tu expediente.

Abre una de las sillas para poder sentarme, todo este rato he estado caminando descalza, hasta que llegué a su ático para poder recibir los primeros tratos. Ahora mis pies se encuentran envueltos por unas simples sandalias de marca. Parece que aquí no aceptan ropa común o que se puede conseguir incluso en los supermercados a muy buen precio como Walmart.

—Buenos días, a mi niño favorito. —Una señora de al menos un metro con cincuenta se integra con nosotros, dejando las bandejas de fruta, panecillos y una tetera en la mesa para luego besar la mejilla de Vance, pasa sus ojos a mí y extiende su mano misma que tomo y es bastante suave—. Muy buenos días, cariño, soy Mindy.

Hace una reverencia que me saca de mi zona, nunca hemos tenido servidumbre, siempre hemos tenido obligaciones que nos vamos repartiendo entre toda la familia y nunca hacemos reverencias como si fuéramos de la realeza.

—Hice un desayuno tradicional americano, si tienes alergias o alimentos que no te gusta ingerir, te agradecería mucho que me los hagas saber para evitarlos en tus comidas, cariño.

—No soy alérgica a nada.

—¿Alimentos que no te gusten en su totalidad?

—Me encanta la comida.

—¡Oh que maravilla! Los dejo comer, tengo que alimentar a los escoltas.

—Gracias, nana.

Ondea la mano para despedirse, veo que sale de la habitación que está dividida por un arco de piedra caliza pulida y separa a la sala de estar que es bastante grande.

—Hay una sala de cine también, un gimnasio y un spa que no tienes que reservar porque queda en la misma estancia. Este ático fue seleccionado con precisión para que no se tuviera que convivir con la gente.

—¿No... tienes vecinos?

—¿Para que necesito vecinos? Son un estorbo, muchos de ellos demasiado entrometidos y más considerando que están en un sitio especial para los Cane, con mis hermanos tengo suficiente.

Inocencia malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora