Capítulo 56

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Rheia

Fueron segundos demasiados rápidos y valiosos para que actuara contra ese Naga traidor, casi podía sentir el estremecimiento de mis escamas a lo largo de mi cuerpo por la anticipación de llegar a tiempo. El cuerpo de Dacaeh quedó bajo el mío tras atraparlo de sorpresa escondiendo mi presencia con mi habilidad sigilosa, el impacto fue lo suficientemente fuerte como para tumbarnos a los dos. Más atrás vi que Dave estaba tosiendo con una mano en su garganta para volver a estar normal, las marcas visibles a un tono rojizo y morado no alcanzaban a cubrirse por completo.

Las huellas que Dacaeh dejó en su piel desató otro estremecimiento que cubrió mi cuerpo entero al verlo de esa forma... Unos segundos más tarde y podría haberle roto el cuello o haber muerto asfixiado.

—Vaya, qué sorpresa —arroja él, atrayendo mi atención, con una media sonrisa y de un golpe rápido la posición en la que estábamos se invirtió y ahora sus garras estaban reteniéndome en el suelo—. Debo darles algo de crédito a los del Este, pensé que les tomaría algo más de tiempo para alcanzarme.

Quería responderle, preguntarle a qué se refería exactamente con eso. ¿Él ya se esperaba este movimiento? Pero su mano aplacaba cualquier palabra que quisiera salir de mi garganta y solo pude mostrarle mis colmillos con fuertes siseos tratando de romper su agarre.

—Conseguiste motivación también, por lo visto —soltó una estruendosa risa, una que mostraba demasiado sus colmillos en muestra de precaución a mi siguiente accionar, y se acercó a mi oído para susurrar—. Así me gustas más, mi futura consorte.

Su afirmación me dio nauseas de solo pensar en la seguridad con la que dijo esas palabras. Había recorrido un gran trayecto esquivando a las bestias de las afueras para llegar aquí, mi cuerpo aún estaba resentido por las secuelas de los pétalos de Mordekben, aún sentía cosquilleos en algunas extremidades cuando las forzaba a obedecerme. O puede que, en parte, se debiera a las heridas que aún mantengo en mi cuerpo por las restricciones dentro de la fosa y sin haber hecho gran cosa para curarlas, más que rodearlo con una de las plantas de este reino.

—¡No está sola! —gritaron a nuestro detrás.

El agarre de Dacaeh se aflojó a voltear y ambos vimos de primera escena a dos de sus cazadores que se colocaron enfrente, mientras los demás estaban listos para luchar si se requería mientras aguardaban a los humanos que estaban más rodeados ahora. Irum atacó de forma consecutiva con movimientos ágiles previniendo golpes a su detrás con solo haber mirado de reojo una vez y usando su cola de una forma que pareciera danzar, abatió a los dos cazadores.

Vi la prenda que tenía Dacaeh colgado en su cuerpo y, si era lo que creía, no iba a perder tiempo en contraatacar. Saqué por completo mis garras una vez más y desgarré la atadura del cinturón llevándolo conmigo cuando me impulsé con mi cola, agarrando su brazo para que desista de su agarre, lo cual logré sin mucho esfuerzo porque él contribuyó restándome importancia. Su arrogancia y confianza en sí mismo va a ser su perdición, aunque eso no elimina que es un contrincante peligroso y demasiado decidido en lo que se propone. 

Logré tomar distancia de él, que acababa de nombrar a dos más de sus cazadores para que retengan a Irum que había logrado centrarse en el campo libre de enemigos y listo para atacar a cualquiera que traspasara su posición. Luego volvió a centrarse en mí, su mirada reflejaba que era superior en batalla a diferencia mía y que el único que podría reflejar una amenaza en estos momentos sería Irum. 

No despegué mis ojos de él, atenta a su siguiente movimiento, mi instinto me advertía que tenía que mantenerme atenta, mi sangre hervía de muchas cosas ante su presencia, el veneno en mis colmillos cosquilleaba por herirlo a pesar de que no es tan potente como el suyo o cualquiera del Oeste en específico.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora