Capítulo 27

3.4K 372 13
                                    

Lizzie

Cuando desperté con un maldito dolor de cabeza por la sangre acumulándose allí y los tímpanos retumbándome como eco dentro tras la caída, lo que me topé fue un mundo totalmente diferente y desconocido a lo que ya se esperaba por encontrar si aceptabas ser partícipe de este proyecto, pero no pensé que sería de esta forma al tan solo abrir los ojos después de llegar a tierra firme. Aunque, no llegué como tal.

Lo primero que capté, más allá de mis propias dolencias, fue que estaba colgando de un gran árbol y sentía toda la sangre caer de las lianas que se aferraban a mis tobillos, luego vi la peor escena que podría haberme esperado más debajo de mí, el hecho de presenciar en primera fila cómo alguien más es devorado cruelmente entre gritos agónicos por una bestia alienígena como en las películas de terror... era algo que me dejó tiempo fuera de todo mi ser por completo.

Mi cerebro quedó congelado tratando de asimilar que era la realidad y no la ficción, deseando que fuera lo segundo. No sé cómo lo logré, pero llegué a una rama y me mezclé con esta como si fuéramos uno solo sin poder hacer nada más que escuchar los huesos romperse y la bestia alimentándose de esa chica a solo unos cuántos metros de distancia.

Por primera vez sentí que no tenía la mayoría de las cosas bajo control, estaba sola en la inmensa jungla de este salvaje mundo sin poder hacer nada por alguien más o siquiera por mí misma y lo único que podía pensar para seguir en pie era encontrar a los demás, en especial a mi única amiga que hice en la nave y considero mucho más que solo eso en realidad. Gwen era la única persona que podía llamar mi familia y necesitaba encontrarla.

No podía permitirme perder lo poco y mucho que conseguí de imprevisto con este proyecto. No tenía nada en la Tierra, pero gracias a Gwen sabía que tenía a alguien conmigo cuando llegáramos a Orlox, aunque por cómo se dieron las cosas, eso tendría que esperar un poco más y mientras tanto pasé por demasiadas cosas que no me gusta contar a nadie, no quiero que me vean débil y más cuando realmente lo fui estando perdidamente sola en medio de todo este territorio desconocido.

El reloj de mano malogrado me recordaba a mí porque, a pesar de ser considerado inservible, aún luchaba con esas manecillas del segundero que fueron mucho para mi desolado ser en mi tiempo deambulando, escondiéndome y valiéndome por mí misma de las bestias alienígenas de aquí. Y justo cuando creí encontrar un rastro de un nuevo rincón en lo más recóndito de este planeta...

Fue otra experiencia que casi me ocasiona una taquicardia feroz cuando fui perseguida por un alienígena modo Medusa y aura de Darth Vader. Me miraba con ojos hambrientos de algo que no podría definir con certeza, solo podía pensar en huir de esa cosa que era enorme, su belleza sobrenatural en la mitad de su cuerpo fue opacada por completo en esos momentos por la parte inferior de ese mismo, no tenía piernas y lo peor es que nunca me gustaron las serpientes. Ningún reptil en específico, pero seamos sinceros, la mayoría de personas les tiene miedo a las serpientes y yo era una de esas.

Ya había sobrevivido todos esos días anteriores de otras bestias, no iba a permitir que mi vida diera su último respiro a manos de esta. No cuando había luchado por volver a mantener las cosas en control todo este tiempo con mi único objetivo que me permitía seguir así. No tuve la menor idea de dónde saqué más fuerzas para correr lo más rápido posible a pesar de tropezar innumerables veces por no ver lo que tengo delante al voltear para comprobar si me seguía y sí que lo hacía, en una de esas caídas perdí ese pequeño reloj que me acompañó este tiempo.

Mis piernas ya estaban cansadas de tanto recorrer el extenso lugar por días más largos de lo habitual y que de tanto tiempo libre que tenía, conté cada estúpido segundo. Nunca textualizaría a Gwen o a Dave por concreto que esa acción lo hice porque moría de miedo y necesitaba buscar una forma de mantener mi cabeza ocupada y no sentir que estaba absolutamente sola... Estaba por volverme loca y nunca volvería a sentir aquello si puedo evitarlo con todas mis fuerzas, fue una promesa que me hice y yo nunca rompo una promesa.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora