Capítulo 40

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Gwen

Todo estaba mal, muy mal...

No quería repetir lo que tanto me ha costado dejar a un lado, lo que sabía que no lo había borrado por completo, pero con tantas cosas que han pasado no creía que sería tan pronto o tal vez no esperaba nunca volver a ver esas escenas del accidente de aquel día. La culpa de todo llegó con ello como esperaba, todos tienen una forma de sanar o superar las cosas, no soy de las personas que con unos años logran vivir con el dolor.

No pude hacerlo y continúo en ese camino lleno de espinas que me cortan por el recuerdo de poder haberlo hecho diferente, por haber sido sensata y no una adolescente idiota.

—Kaie, no me sueltes —vuelvo a repetir sin saber cuántas veces van, ya he perdido la cuenta.

Trato de fundirme en su cuerpo, como si tal vez podríamos ser uno y así tomar un poco de la valía que lo envuelve, hemos estado así desde que salimos de ese campo de ilusiones que trajeron consigo el pasado que quería mantener alejado de mi presente por un tiempo más y ahora estamos en un lugar apartado sin nadie alrededor.

—Nunca te soltaría, mi pequeña presa, descansa —dice con una voz tan firme que me hace dar un verdadero respiro para calmar mis inquietudes, mientras pasa uno de sus ásperos dedos por mi mejilla con tal delicadeza que siempre estremece mis adentros.

Necesito aferrarme a algo justo ahora y Kaie es la única y mejor opción para ello. Su olor ha calmado por instinto un poco mi temblor, pero mis ojos pesan por todas las lágrimas que ya no pueden salir más, siento los párpados hinchados y ahora me he quedado mirando al abismo sombrío de mi cabeza. Estoy envuelta en sus brazos en la cima de uno de los árboles gigantes como la anterior vez en la que aún no era tan presente que podría ocurrir una guerra, en donde aún podía pensar solamente en él y en mí.

Las vistas fueron algo certeras que él pudo intuir que me calmaría, así como el suave sonido de aves distintivas de este mundo que revoloteaban en su hábitat natural; pero, a pesar de todo ello, mi mente seguía rememorando cada detalle de mis temores sacados a flote. Sé que es inútil pensar en cosas que podrías haber hecho en el tiempo que no puede ser regresado, pero ahí estaba yo divagando con aquellas cosas que solo me atormentaban, aquel campo de ilusiones fue peor de lo que podría haber tratado de aplacar mis temores. 

Todo fue tan... real, fue como si estuviera ahí en ese mismo instante, podía sentir sus voces, sus miradas cargadas de muchas cosas, sus cálidas manos tratando de alcanzarme hasta el último suspiro de sus existencias.

—¿Quieres regresar? Aún falta un poco para que caiga la noche, pero podemos quedarnos un poco más si así lo deseas —susurra Kaie levantando mi rostro hacia el suyo y con sus dedos roza los contornos de mis ojos que deben estar demasiado rojos y feos.

—Vamos, ya estoy mejor —lancé en un largo y lento suspiro, hasta las palabras me costaban sacarlas en estos momentos. 

Mentí en lo último que dije, de mal estaba cada vez peor, pero no quería ser una carga para el grupo, menos para su madre que se preguntaría dónde estaría su hijo en vez de hacer cualquier labor pendiente que tenga o no sé... solo sentía que era mejor regresar. No podríamos quedarnos aquí arriba para siempre sin pensar en todo lo que se avecina o lo que está pasando, por lo menos, no para mí.

—Está bien, sujétate Gwen —sugirió sin más a mi respuesta y me aferré a su cuello con más fuerza, de alguna forma sentirlo tan cerca a mí me daba protección a cualquier cosa exterior, el problema es que mi batalla era interna, pero de todas formas servía de algo.

—Gracias —dije agrupando a todo en general, siempre está para mí en los momentos que más necesito y ese sentimiento que se asoma en mi pecho es pleno, realmente tengo mucho por agradecer a Kaie.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora