Vestido como un Omega que fue divorciado por siete alfas

Capítulo 38

La exagerada reacción de Yin Feng sobresaltó a todos, como un repentino ataque epiléptico.

Las extremidades revoloteando, rodando por todo el suelo.

¿Una persona que estaba bien ahora, pero se volvió loca por las palabras de Fitz?

Yin Feng estaba lleno de palabras: "No me pegues", "Me equivoqué", "Por favor".

Suena como si estuviera en un estado de miedo extremo.

Berkeley se acercó a Fitz y le felicitó: "¡Jefe es impresionante! Una sola frase puede volver loca a la gente".

Fitz giró la cabeza hacia un lado y le miró con sus ojos gris plateado.

Berkeley se tapó rápidamente la boca con las manos y negó enérgicamente con la cabeza.

Al principio Yin Hai también pensó que Yin Feng se había asustado por el nombre del príncipe, pero al cabo de un rato seguía gritando.

Dándose cuenta de que si este problema continuaba, definitivamente causaría el disgusto del príncipe.

Yin Hai llamó con decisión a dos hombres fuertes para que entraran y reprimieran al enloquecido Yin Feng.

Al mismo tiempo, el anciano de la familia Yin hizo una llamada telefónica: "¡Doctor Hu, traiga tranquilizantes a la sala inmediatamente!"

Con dos servilletas metidas en la boca de Yin Feng, por fin se calmó y sólo pudo emitir un quejido.

El anciano se secó el sudor frío de la frente, miró con cuidado a Fitz y rápidamente bajó la cabeza.

Lleva más de cien años en el mundo de los negocios, pero se sintió abrumado por el aura de un joven, lo cual es realmente vergonzoso.

Pero ahora no es cuestión de perder la cara o no. No importa cuál sea el precio, sólo espero que la familia Yin pueda superar las dificultades de hoy.

El Dr. Hu llegó rápidamente, y tan pronto como entró en la sala, vio a los dos gobernantes de la familia Yin arrodillados en el suelo, casi rompiéndose las rodillas.

Qué clase de pez gordo ha venido hoy aquí para hacer arrodillarse a dos peces gordos que pueden causar un terremoto en el mundo de los negocios.

Estaba a punto de levantar la vista...

"¡Date prisa, dale a Yin Feng un tranquilizante!" Gritó Yin Hai, sacando al doctor de sus pensamientos.

El Dr. Hu bajó la cabeza con inquietud, su corazón casi saltó.

Trotó hacia el lado de Yin Feng, sólo para encontrar que Yin Feng estaba siendo reprimido, con dos pedazos de tela amordazados en su boca.

Las pupilas de Yin Feng se contrajeron, estaba aturdido, tenía la cara cubierta de lágrimas y mocos, y gemía horrorizado.

El Dr. Hu estaba desconcertado por su extraña situación, ¿cómo había llegado a ser así este poderoso joven maestro?

"¡Inyección!" Yin Hai realmente quería patear al doctor hasta la muerte.

El Dr. Hu no se atrevió a demorarlo más, e inmediatamente sacó la aguja e inyectó a Yin Feng un tranquilizante.

El líquido transparente se introdujo lentamente en los vasos sanguíneos de Yin Feng, la medicina era muy efectiva, y Yin Feng se calmó con un cambio visible a simple vista.

Sus miembros se relajaron, su cuerpo enroscado se abrió e incluso sus asustadas pupilas volvieron a la normalidad.

Sólo que las lágrimas que brotaban de las comisuras de sus ojos aún no habían cesado.