Capitulo XLVIII

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Macao extendió una de sus manos para tomar la taza de té que había pedido luego de haber cenado más de lo normal, y a la fuerza, por miedo a dejar a Pete a solas. Éste último se encontraba acariciando el cabello del niño que luchaba por no dormirse observando fijamente los ojos de su padre con una pequeña sonrisa y aquel brillo en sus ojitos, tal y como cualquier niño enamorado de la persona que le brindaba amor incondicional desde el nacimiento. 

-Creo que ya es tarde-habló Vegas observando la hora en su reloj para luego apreciar a su pareja que dejaba un pequeño beso en la frente del niño antes de tomar la palabra. 

-Sí, deberíamos ir a descansar. Hoy ha sido un día agotador, pero antes deja que te ayude a cambiar el pañal de Venice y ya luego pueden ir a dormir ¿sí? -la calidez en la voz tan suave de Pete hizo que el corazón de Macao doliera un poco menos saliendo, por un momento, del miedo y la incertidumbre que lo carcomía, el adolescente ladeó suavemente su rostro antes de negar a sus palabras apreciando como Venice enredaba sus deditos hasta aferrarse a la camisa del que los enviaba a dormir. 

-O mejor... te llevó los pañales a tu cuarto, Pete. Han sido muchos días sin ti y dudo que puedan aflojar la mano de Venice. -el adolescente soltó una suave carcajada al ver a su hermanito un poco más despierto como si entendiera lo que hablaban sin soltar la camisa del azabache el cual no tuvo inconvenientes en aquella propuesta observando, por un segundo, a Vegas. 

-Mmm sí, es buena idea, creo. 

-Va, deja que cambie el pañal antes de que se duerma, no quiero desvelarlo-comentó Pete alzando su mirada hacia sus acompañantes y Macao asintió estirando su mano para tomar el bolso tipo pañalera que cargaba con él, rebuscó un poco antes de darle uno de los pañales y el adolescente se levantó.

-Hum... Ahora vengo ¿si? Debo buscar más pañales, pensé haber traído los necesarios.

Las palabras del adolescente salieron con tranquilidad antes de que su hermano tomara la palabra.

-¿Necesarios? Hermano, es un bebé, solo sabe comer y cagar. 

-Bueno, no los subestimes, algunos adultos solo saben cagarla... 

Ante el comentario de Macao, Vegas llevó su mirada hacia él. El adolescente se relajó un poco al sentirse algo más libre, tal vez por la hora ya que era algo tarde y parecía ser la hora adecuada, aquella en la que el ser humano se relaja o, al menos, es más sincero en cuanto a sus reacciones y sentimientos. 
Vegas se quejó y la pequeña risa de Pete hizo que ambos se sintieran como si todo lo que estaba ocurriendo no fuera real, como si volvieran a aquel tiempo en la que solo eran ellos y nadie más; un pequeño sentimiento de nostalgia atravesó a ambos hermanos mayores mirando los ojos hechos dos pequeñas lunas crecientes del azabache. 

-Dejen de pelear, muchas gracias por el pañal, Cao- el susurro del pálido salió acompañado de una pequeña sonrisa sincera mientras retomaba su trabajo de cambiar el pañal del más pequeño porque si era sincero, en parte, se sentía mejor al saber que dos de sus tres niños estaban bien- Ve por el resto, por favor. 

Pronto aquel sentimiento nostálgico, pero agradable comenzó a desaparecer en Macao devolviendolo a la situación actual tras resurgir aquella intranquilidad al recordar que no quería dejar solo a Pete, pero éste parecía estar tan bien allí. El adolescente asintió a sus palabras algo confundido antes de salir intentando descifrar lo oculto en la situación porque ¿cómo era posible el cambio tan abrupto de actitud? ¿acaso los problemas mentales de su hermano eran contagiosos? ¿o es que el ver a Venice era lo que más había deseado Pete? Negó suavemente queriendo aprovechar al máximo los minutos que tendría lejos del campo de visión de los mafiosos.

Otra oportunidad. (Terminada)Where stories live. Discover now