Capitulo XLI

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La yema de los dedos de Macao estaban jugando en el cabello de Porschay, entre pequeñas caricias y suaves jalones, mientras que éste último se encontraba con la cabeza apoyada en el pecho del mayor. Ambos adolescentes acostados en la cama con sus piyamas puestos mientras pensaban en cómo salir de aquella situación y, a un lado de ellos, Venice quien se encontraba durmiendo boca arriba y en diagonal ocupando la mayor parte de una de las cama que los mayores habían decidido juntar para improvisar el armado de una cama grande del tipo matrimonial. 

-Chay...-murmura el mayor mientras miraba el entretenido juego que tenían las puntas de sus dedos al estar enredándose y desenredándose entre los rizos, algo desarmados, del menor.

-¿Si? 

-¿Amigos por siempre?

El menor soltó una pequeña risa antes de abrazar con fuerza al ajeno asintiendo a su pregunta en lo que su cuerpo adaptaba una posición de bolita sin querer separarse del otro. Cerró sus ojos un momentos relajando su cuerpo mientras escondía su rostro de la vista ajena. 

*Flashback* 

Macao se quedó en completo silencio ante la pregunta observándose en el espejo empañado del baño,  no fue hasta que asomó su rostro por el marco de la puerta ladeando un poco su cabeza para poder ver al menor y responderle. 

-No lo dices solo por el beso ¿verdad? Intentaba hacer que dejarás de llorar. 

La respuesta había tomado por sorpresa al más bajo logrando que su cuerpo se relajara ante la pequeña prueba que había tendido a su mejor amigo, se relajó porque se encontraba tenso ante la incertidumbre y el miedo de tener que rechazarlo. 

-¿En serio? 

-Sí, no jodas, Chay. Entre Venice y tú tenía miedo de que las personas equivocadas nos encuentren-susurró el hermano de Vegas volviendo a entrar al baño para terminar de secar su cabello y peinarse observando su reflejo un poco preocupado porque el menor descubriera la mentira en sus palabras. 

*Fin del flashback* 

El mayor tomó un sorbo de aire apreciando el techo de la habitación en silencio mientras se felicitaba a sí mismo por el orgullo que sentía al mantener sus sentimientos al margen porque sí, sentía atracción por aquel chico que estaba entregando en brazos de morfeo, pero entendía que no sería correspondido y lo menos que deseaba era herir a alguien por aquel deseo prohibido. Además de que claramente él tenía códigos, lo menos que deseaba era hacerle la vida imposible a su primo, Kim, por andar saliendo con su ex novio o esas cosas por el estilo. 

Macao sonrió dejando escapar un suspiro antes de llevar su mirada a Venice, el niño se encontraba boca arriba relajado durmiendo tan tranquilo que parecía estar seguro de que todo estaría bien y en el fondo, el adolescente despierto, sabía que debían estar más unidos que nunca. 

-Los sacaré de aquí, no importa que deba hacer, prometo que ambos estarán bien y lejos de todo lo que pueda hacerles daño. -sentenció Macao en un susurro tan pero tan inaudible que se lo repitió en su mente como si se tratara de un objetivo por el cual lucharía. Sus labios se acercaron a dejar un pequeño beso entre los cabellos de Porschay y lo abrazó con delicadeza mientras la yema de sus dedos acariciaban su espalda sintiéndose feliz de las personas que lo acompañaban. Cerró sus ojos dispuesto a dormir cuando algunos planes comenzaban a navegar en el mar de pensamientos y sin darse cuenta se aferró un poco más a Chay antes de extender su mano para apoyarla delicadamente sobre la pancita de Venice quien no dudó en abrazar el antebrazo de su hermano mayor. 

.   .   . 

La sensación del desagradable frío se hizo presente en el cuerpo del hijo de Korn, el agua helada cayó sobre su rostro y Kinn despertó de golpe bajando su mirada por unos segundos para ubicarse en tiempo y espacio. No tardó mucho en reconocer el suelo de su propia habitación cuando unas manos tomaron su rostro para lograr que levanté la mirada y finalmente fue consciente de lo que estaba ocurriendo al sentir como depositaban un beso en sus labios. 

Otra oportunidad. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora