Capitulo XV

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El ruido de las pequeñas gotas de agua afuera de la ventana de la habitación lograban relajar a las tres personas que se encontraban tiradas en la cama, los tres mirando el techo en silencio y disfrutando del sonido de la lluvia hasta que Kinn vio a Venice solo para encontrarse al pequeño completamente dormido acurrucado contra el brazo de Pete. Ambos mayores cruzaron su mirada un momento para así levantarse con cuidado, el jefe de la mafia tomó una manta para cubrir el cuerpito de aquel que tenía como consentido, mientras que el azabache hacía una especie de fuerte con las almohadas para que el pequeño no cayera de la cama y antes de salir de la habitación encendieron el baby call llevándose con ellos el pequeño aparato con pantallita. 

Kinn llevó su mirada al menor frente a él, quería pedirle un momento para poder hablar sobre lo que había ocurrido dentro de la habitación y cómo si el contrario leyera sus pensamientos tomó la mano de aquel que hace tiempo había sido su jefe; le dedicó una pequeña sonrisa y entonces el mayor estuvo seguro de dar el siguiente paso. Lo jaló suavemente hacía él para dejar un beso en su frente antes de acomodar con su mano libre el flequillo del más bajo. 

-Ven, vamos a un lugar más privado...- pidió el que vestía camisa recordando que uno de los guardaespaldas de su hermano lo había pillado escondiendo la bendita leche en polvo.
Pete, por su lado, siguió al mayor con sus mejillas tan enrojecidas como sus orejas descubriendo que aquel hombre lo llevaba a su habitación. 

~PETE~ 

¿Qué tan privado necesitaba estar? Era más que notorio que el calor en mi rostro no se iría fácilmente, cerré mis ojos un momento intententando despejar todo pensamiento de mi mente y concentrarme en lo que estaba pasando. 

-Por favor, trae algo de beber. 

La voz de quién tomaba mi mano hizo que saliera de mis pensamientos, estaba hablando con uno de los empleados parados frente a la puerta de su habitación, en cuanto éste se dirigió hacía la dirección contraria Kinn dejó que yo entrara primero y sin saber por qué pedí permiso sintiendo algo de timidez, cómo si hubiera sido la primera vez que entraba en aquel cuarto... aún que si era la primera vez que entraba siendo ¿el casi algo del jefe de la mafia? Me giré y en cuanto lo hice me encontré con Kinn cerrando la puerta detrás suyo, no pude evitar sonreír al notar que el contrario igual se encontraba algo nervioso y tímido.

-Ponte cómodo, por favor-murmura con sus manos detrás de él aún apoyadas en la puerta. Hice un movimiento con mis labios pensando un poco mientras miraba el gran lugar, me acerqué al balcón pero me quedé detrás del ventanal corredizo, estaba lloviendo y eso me ayudaría a relajarme un poco, el propietario de aquel cuarto no tardó mucho en acercarse a mi lado y nos quedamos en silencio sin saber cómo empezar.

-Hablemos...-finalmente salieron palabras de mis cuerdas vocales, llevé mi mirada a la del contrario para darle seguridad- quiero saber de nosotros. 

Entonces sentí un hormigueo en mi pecho al ver su sonrisa, era la primera vez que veía aquella sonrisa que parecía tan inocente. Sin perder más tiempo, tomamos asiento en dos pequeños muebles que estaban más por decoración que por asiento. 

-Nosotros...-repitió la última palabra el más alto pensando un poco- Nosotros somos los padres del príncipe-contesto moviendo su cabeza en dirección al aparatito en mis manos y antes de que pudiera quejarme habló nuevamente- nosotros somos todo lo que está bien en este lugar. 

Una sonrisa traviesa apareció en los labios de aquel hombre que lograba moverme el suelo con tan solo mirarme y yo, yo no pude evitar sonreír halagado. 

-¿Y qué somos exactamente nosotros? -pregunté mientras balanceaba mi cuerpo suavemente de atrás hacía delante, Kinn se acercó un poco más a mí para tomar mis manos y mirarme fijamente. 

Otra oportunidad. (Terminada)Where stories live. Discover now