Capítulo 18

171K 12.4K 1K
                                    

Me apoyé contra el pilar con las piernas temblorosas y el corazón partiéndose a la mitad, o al menos en cientos de pequeños trozos, ya que no era la primera vez que Hadrien me lo rompía.

Un dolor punzante me atravesaba el pecho, primeramente, fue emocional, y luego se volvió físico. Lo que me llevó a pensar que tanto era el dolor que Hadrien me provocaba con sus acciones, que ahora podía sentir, sentir físicamente aquel sufrimiento.

Era como si me estuvieran estrujando el corazón, como si una mano invisible, que bien podría ser la de Hadrien, me atravesaba el pecho y presionaba, y presionaba, hasta el punto en que casi sentía que aquel órgano que bombeaba sangre y era una de las fuentes más importantes de vida dentro de mi cuerpo, explotaría.

Él aire me faltaba, abría la boca y luchaba por recibirlo, por introducirlo dentro de mis pulmones. Mas se me complicaba, era una tarea ardua y cansada; no podía respirar, no podía dar otro paso más, ya no podía seguir luchando.

—Gabrielle, cariño, ¿qué te ocurre? —Levanté la vista, la misma que se tornó borrosa, y la vi ahí a unos cuantos metros de mí con la preocupación surcando su rostro pálido.

—¿Es verdad? —Dije olvidándome momentáneamente del dolor— Tú dijiste que un vampiro asesinó a mis padres, ¿ese vampiro es Hadrien?

Ella permaneció callada, desvió sus ojos de los míos, soltó un largo suspiro y después volvió a mirarme, manteniendo en su mirada un gran dilema, y antes de que me respondiera yo lo supe.

—Sí —contestó. Cerré los ojos un momento sintiendo la rabia y el dolor crecer en mi pecho al tiempo que dos lágrimas resbalaban muy lentamente por mi piel seca, humedeciéndola—. Pero hay una explicación... —Agregó.

—Una explicación... —repetí con burla— ¿¡Qué maldita explicación puede haber!? ¡Él los asesinó!

—Tienes que mantenerte tranquila y escucharme, Gabrielle.

—¡Basta tía! —La interrumpí enardecida— Basta de que sea siempre lo mismo, de tener que escuchar todas las mentiras que salen de sus bocas.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —Oí su voz y ambas nos volvimos a ver al maldito vampiro, al más grande mentiroso.

—Lo que está pasando es que eres un maldito asesino —lo acusé con la ira recorriendo cada parte de mi ser.

—Anthony le dijo quien asesinó a sus padres —le explicó mi tía para después desaparecer como la cobarde que era. Hadrien lanzó un suspiro cansino.

—Es eso —dijo despectivo, restándole importancia a una noticia que me estaba destruyendo.

¿Por qué? ¿Por qué tuvo que asesinarlos y privarme de la oportunidad de crecer con una familia? Él no tenía la menor idea de lo que mi madre me hizo falta, de lo sola que me encontraba cada maldita noche. De la envidia que sentía cuando todos mis amigos tenían padres que velaban por ellos, mientras que yo, aislada, me mantenía en la soledad siendo acechada por un vampiro psicópata que no buscaba nada más allá de sus propios beneficios.

—¿Solo eso vas a decir? —Inquirí con rabia.

—¿Qué más quieres que te diga, Gabrielle? ¿Que te consuele y me arrepienta por haber asesinado a personas que ni siquiera conociste o recuerdas?

Cómo podía él ser alguien tan..., frío, desalmado y cruel, y cómo pude yo haberme enamorado de alguien así, de un ser que ni siquiera tenía sentimientos. Era un monstruo, un demonio sin alma que no sentía apatía por nada.

—Eran mis padres y los asesinaste. No te lo voy a perdonar —añadí con desprecio sin quitar la mano de mi corazón donde no disminuía el dolor, por el contrario, iba en aumento.

A tu lado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora