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Habían pasado unas semanas desde que Eunji había subido la foto a las redes sociales, en las cuales no se había atrevido a leer los comentarios. Estaba tan bien consigo misma tras pensar en que podría volver a su vida de idol, que no quería hundirse.
Ese tiempo le vino genial, pudo quedar con algunas personas, pasar tiempo con sus compañeras y sobre todo con Han, quien se había convertido en alguien muy especial en su vida. Siempre que estaban juntos, daba igual lo que ocurriese fuera de las paredes de su apartamento, solo eran ellos dos, en su mundo. Disfrutaba de esos momentos, cuando tenía un mal día, el estar con Jisung lo arreglaba todo y no podía estar más feliz de tenerle en su vida.
Había quedado con las chicas para ensayar, porque aunque no tuviesen ningún comeback previsto, necesitaban volver a hacerlo juntas, ya que por el hiatus de Eunji y que no había querido salir por una temporada, solo habían sido ellas cuatro.
Mientras estaban practicando, su mánager la llamó para poder hablar con ella, avisando de que no era nada malo, aunque en otra ocasión sabía que eso no la tranquilizaría no fue así esa vez, Eunji estaba bastante tranquila, no como solía estar cuando le comentaban algo así.
—Unnies, debo irme, al parecer tengo una reunión de último momento —avisó quitando la mirada del móvil y empezando a recoger sus cosas.
—¿Todo bien? —preguntó Sumin preocupada.
—No lo sé, yo creo que sí, ya os diré cuando salga —contestó segura mientras comenzaba a dirigirse a la puerta.
—Uy, qué positiva —recalcó Haru con un tono de burla al mismo tiempo que alzaba sus cejas, haciendo que Eunji rodara los ojos—. En otro momento habrías estado super negativa, no sé si alegrarme o preocuparme —continuó tratando de molestarla.
—Adiós, unnies, luego os llamo para saber donde estáis y contaros —se despidió, ignorándola, para luego salir de la sala de ensayos.
No esperó a su respuesta, quería saber qué era lo que había ocurrido, una gran parte de ella no paraba de pensar en que era bueno, cosa que la sorprendió. Su compañera tenía razón, lo más normal era que su mente estuviera llena de pesimismo, aunque se sentía bien no estarlo.
Al llegar a la sala de reunión, suspiró antes de entrar, tenía miedo de creer que todo iría bien y llevarse alguna decepción, pero terminó alejando ese pensamiento.
—Buenos días, Eunji —saludó su mánager unos segundos después de que la idol se acomodara en la silla—. ¿Qué tal estás?
—Buenos días, unnie —sonrió más tranquila al oír el tono de voz calmado de la mayor—. Pues la verdad es que bien, con ganas de saber qué ha pasado ahora.
Se aguantó soltar una pequeña carcajada al observar la mirada sorprendida de la señora, ya que seguro no se esperaba aquello.
—Es extraño verte así, pero me alegra mucho —admitió con alegría para luego continuar—: Porque lo que tengo que decirte es algo bueno.
