Por la mañana temprano, Álvaro se despertó, al abrir los ojos y verla recostada sobre su almohada a su lado, una gran sonrisa se extendió en sus labios.
Contempló durante unos minutos su rostro tranquilo y suave mientras dormía plácidamente. Verla tumbada a su lado, con el pelo algo revuelto a causa de moverse tanto por la noche, con una mano sobre la almohada y la otra con la que agarraba el edredón hasta ponerlo sobre su cintura destapándose un poco.
Se levantó de la cama con mucho cuidado e intentando no hacer ruido, fue hacia la silla de escritorio donde tenía una camiseta y se la puso, salió de la habitación cerrando con cuidado al salir. Se encaminó por el pasillo hasta llegar a la cocina, donde estaba su madre preparando el desayuno.
- Buenos días. – dijo al entrar, dándole un beso en la mejilla.
- Buenos días, hijo. ¿Qué tal has dormido? – preguntó mirándolo con una sonrisa.
- De maravilla. – contestó riendo.
- ¿Y Ruth? – preguntó mirando hacia la puerta de la cocina, esperando verla entrar.
- Sigue dormida, le costó un poco dormirse anoche y cuando lo consiguió se despertó teniendo pesadillas… - dijo torciendo el gesto, con un suspiro, cambió de tema rápidamente para no preocuparla más al ver que lo miraba preocupada y tenía el ceño fruncido - ¿Qué estás haciendo para desayunar? – preguntó mirando lo que había en la sartén.
- Tortitas. – sonrió su madre.
- Mmm, que rico… - comentó mirando cómo le daba la vuelta a una de ellas -. ¿Las bandejas están en el mismo sitio de siempre? – preguntó abriendo uno de los armarios.
- Sí, al fondo a la derecha. – contestó mientras seguía preparando el desayuno.
Álvaro sacó una bandeja grande, dos tazas de café, un par de vasos de cristal y dos platos con sus respectivos cubiertos.
- Voy un momento a ver cómo está Shasha, cuando estén listas, avísame, ¿de acuerdo? – preguntó besando la mejilla de su madre antes de salir de la cocina para ir a la parte trasera de su casa.
Al abrir la puerta, Shasha lo recibió saltando sobre él y ladrando, mientras movía la cola contenta, él se rió y la llevó junto a él hacia el invernadero, mientras jugaba con ella.
- ¿Cuál crees que le gustará más, Shasha? – preguntó mirando unas flores. Shasha ladró señalando una, él la cogió y se la mostró - ¿Esta? – le preguntó, a lo que Shasha ladró de nuevo a modo de respuesta.
Álvaro sonrió y la acarició, llevándose la flor consigo, salió con Shasha junto a él del invernadero, Shasha se sentó junto al comedero esperando a que él lo llenara justo cuando Álvaro fue a un armario, lo abrió y sacó el saco de pienso, llenó el comedero, le puso agua limpia y la acarició un poco mientras comía y dejándola comer tranquila, cogió la flor de encima de la pequeña mesa que tenían allí y entró de nuevo en la casa, llegó hasta la cocina, donde todo estaba preparado en la bandeja.
- Gracias, mamá. – dijo abrazándola de lado.
- Anda, no seas zalamero y ve con ella. – se rió mientras él cogía la bandeja y salía de la cocina en dirección a su habitación.
Con cuidado, abrió la puerta de la habitación y la cerró, caminó despacio hasta la cama donde dejó la bandeja encima de la mesita de noche y colocó la flor justo donde él estaba recostado antes, sentándose en la cama con cuidado.