Capitulo 21

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Era entrada la mañana cuando Ruth se despertó, sin abrir los ojos, sintiendo unos dedos pasando desde su mejilla hasta su cuello, de forma muy delicada, haciéndola estremecer un poco. Seguía en la misma postura que cuando se quedó dormía anoche, la mano con la que le acariciaba el rostro la noche anterior, ahora reposaba sobre el pecho de él, sintiendo como su corazón  latía fuerte y tranquilo, antes de abrir los ojos, pasó sus dedos rozando la clavícula de él, bajó un poco la mano hasta volver a dejarla donde estaba antes, sintiendo el calor que desprendía su cuerpo bajo su mano. Con una sonrisa, abrió los ojos, encontrándose con la sonrisa de él, que la miraba con unos ojos rebosantes de amor.

-          Buenos días. – susurró.

-          Buenos días, amor. – respondió ella, acercándose a él y besándolo en los labios.

-          ¿Qué tal has dormido? – preguntó él, acercándose a ella un poco.

-          De maravilla. – sonrió - ¿Y tú?

-          Mejor que nunca. – la besó de nuevo.

Ruth entrelazó sus dedos en la nuca de él, respondiéndole al beso. Álvaro la cogió por la cintura y se giró, dejando su espalda caer sobre el colchón, arrastrándola a ella hasta tenerla tumbada encima de él, mientras la besaba. Ella sonrió y siguió besándolo, acariciándole la mejilla con una mano, mientras que él le acariciaba la espalda, metió una mano bajo la camiseta del pijama de ella y le acarició la cintura, haciendo que por un segundo temblara. Al sentir su temblor, dejó la mano donde la tenía y continuó besándola.

Ruth notaba el latido de su corazón acelerado, al igual que el de él, su mente le decía que se separara de él antes de que llegaran a un punto demasiado alto, pero su parte menos racional le decía que con él estaba a salvo, segura llegara donde llegara. Por eso, se dejó llevar hasta que él se separó de ella para mirarla a los ojos con una gran sonrisa. Ruth le devolvió la sonrisa y poniendo su mano en la mejilla de él, lo besó otra vez sin dejar de sonreír.

-          Creo que ha sido el mejor despertar de mi vida. – se rió contra sus labios.

-          Estoy totalmente de acuerdo. – contestó entre besos.

Girando sobre sí mismo, la hizo quedar atrapada entre el colchón y él, mientras la besaba con ternura. Ella alzó los brazos hasta el cuello de él, enredando los dedos en su corto pelo.

-          Me encantaría despertarme así todos los días. – sonrió cuando él se separó de ella, apoyándose en el colchón para no aplastarla.

-          La verdad es que no he dormido mejor en toda mi vida. – se rió él -. Aunque creo que me han hecho cosquillas y dado alguna patada mientras dormía… - añadió mirándola.

-          Huy, se me olvidó decirte que me muevo mucho en la cama cuando duermo. – dijo con un gesto de disculpa.

-          Ya… Bueno, recuérdamelo la próxima vez. – dijo besándola.

-          Espera, espera, espera… - dijo girándola la cabeza, interrumpiendo el beso a regañadientes, lo miró con el ceño fruncido, preguntando: - ¿Has dicho próxima vez?

-          Sí, eso he dicho. – sonrió -. ¿No quieres dormir conmigo otra vez? – preguntó con un puchero.

-          No sé, me lo tendría que pensar… - sonrió picara.

-          Tú piensas mucho las cosas, ¿no te parece? – se rió.

-          Un poco… - se acercó a besarlo.

Cartas... [Sin editar por completo]  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora