epílogo; Talitha

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Epílogo

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Epílogo

Mi equipo de voleibol y yo estamos en círculo con las manos enlazadas, escuchando con atención algunas palabras de motivación que está haciendo la entrenadora, mirándome de reojo, suplicante que al menos esquive las pelotas que vienen en dirección a mi rostro.

No es mi culpa que el deporte no sea algo que se me dé bien.

—Yo te cuido la espalda —farfulla Sully con un guiño de ojo, la mejor integrante del equipo.

Sonrío con nerviosismo y ella choca su codo contra mis costillas, como ánimo. Le regalo una sonrisa antes de romper el armonioso círculo del que somos parte. Todas mis compañeras salimos de los vestidores, caminamos por el ancho pasillo de la Universidad con la que estamos compitiendo, estoy nerviosa debido a que puedo sentir lo que están sintiendo las chicas.

Todas llevamos una cola de cabello en alto, el uniforme es de color celeste que consta en un short corto y una playera de tirantes anchos. Al salir hacia la cancha después de ser nombradas por el caster, dando una efusiva bienvenida. Hay una malla en el centro y un perímetro con césped sintético.

Mi mirada recorre hacia las personas que están en las gradas, me causa gracia como está dividido quién apoya cada escuela, debido a que del lado derecho están las que usan un accesorio que hace conjunto con nuestro uniforme mientras que del otro lado están de un color verde, que es el de nuestro contrincante.

Mi novio está usando una playera con mi nombre y el número 28 sobre las rejas que nos dividen entre el público, silba al morder su labio inferior y empuja su cabeza hacia él, llamándome.

—Ay, que Paxton. Ve, puedes ir —asiente la entrenadora con la cabeza con una sonrisa burlona.

Mis ojos se desvían hacia la persona que está a un lado de mi coreano, su brillosa melena rubia atrae mi atención, con un gran ramo de flores rojas, lo que provoca que mis pasos sean mucho más lentos.

—¡Pingüinita! —vocifera, chasqueando la lengua, atrayendo mi atención—. Ven —alarga la letra del medio, haciendo un puchero con sus labios—. Acerca tu cabeza —pide, pasando sus manos por los cuadrados de la reja—, las protecciones para tu carita, luego te van a salir unos moretones.

Coloca como una diadema acolchada sobre mi cabeza, parecido a las personas que están en lucha libre. Puedo sentir la mirada penetrante y azulada sobre mí, denotando intriga.

—¿Qué es lo que está sucediendo? Es que no lo entiendo —pregunta, arrugando su nariz, y sosteniendo con fuerza la rosas que lleva en mano.

Últimamente Kent ha estado más en contacto conmigo, mi amiga Sabrina y a veces mi novio, afirma que está muy emocionado por su viaje hacia Rusia, arreglando toda la papelería correspondiente. Por eso lo he invitado a mi partido, aunque mi participación es casi nula.

Mi pizzera es una idiotaWhere stories live. Discover now