Talitha es una repartidora de pizza y Kent es un amante de la pizza con malos modales. La pizzera no se deja pisotear por nada ni por nadie, así que dentro de él nació una ira, por lo que Kent quiere culminar con ella en venganza para enamorarla po...
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Viernes
Veo el sol que atraviesa la ventana en la que me estoy quedando, no sé qué hora es con exactitud. Pero, las demás chicas que estamos participando en el proyecto siguen dormidas. Todas nos quedamos en una habitación, dormimos con una manta y una almohada en el suelo. No hay muebles y el espacio es algo estrecho, por lo que moverte un poco, podría incomodar a la persona de enseguida.
Desconozco el tiempo que transcurre hasta que una alarma se escucha por el lugar, provocando que nos despertemos. Siento todas mis piernas entumecidas, por lo que las estiro y doy un brinco para salir de la habitación, antes tomo un conjunto de ropa interior. Justo en frente está la pieza de los hombres, que todavía mantiene la puerta cerrada.
Camino por el pequeño pasillo hasta el fondo, donde hay algunas cubetas con agua. Tomo una jarra de plástico, llenándola de agua. Abro la puerta de aseo, limpiando mi rostro, y axilas. Las duchas aquí son con poca agua. Además, me he quedado sin ropa, ya que he regalado la mayoría, solo tengo tres cambios.
El cuarto de baño se abre, entrando el resto de las chicas, que solo nos divide grandes pedazos de aluminio para un poco de privacidad. Las once chicas toman un cubículo mientras conversamos
—¿Entonces qué hay entre tu y Paxton? —cuestiona Zara, la chica que está obsesionada con su nacionalidad.
No sé qué responderle, ya que Paxton me ha pedido que no lo deje disponible para ella. Lo que hay entre nosotros son dos compañeros que se están conociendo. Lo que ha transcurrido de la semana me he percatado que es un chico súper atento, gracioso y tiene un don para conectar con los niños.
—¿Por qué te interesa tanto él? Creo que se siente un poco acosado por ti...
No quiero formar discusiones con una chica que solo voy a ver durante dos semanas. Prefiero estar tranquila e ignorar lo que me molesta, ella es la que me pone de malhumor.
—¿Acosarlo yo? —resopla—. Por favor, si soy mujer...
—Eso no exenta a las mujeres de ser unas acosadoras —interrumpo con seguridad—. Yo creo que, si te interesase Paxton como persona, no estarías todo el tiempo intentándolo llamar "oppa". Y si te interesa, primero date el tiempo de conocerlo. —Vuelvo a ponerme los jeans que he usado dos días y la misma blusa negra.
Levanto mi brazos, esperando que ningún hedor nauseabundo salga. Tomo una loción corporal de dulces y parece que me ducho en ella.
—Sí, tal vez deba de acercarme a él con más tranquilidad...
¿Para qué abría mi bocota? Si Paxton le tiene pavor a esa chica.
—Bueno, chicas. Las veo en el almuerzo ¿Necesitan algo?
—¿Podrías compartir de tu loción? Es que la ropa huele feo...
No soy la única chica que prácticamente le ha regalado toda su ropa a los niños de primaria que les queda grande. Pero, verlos con una sonrisa en su rostro lo vale todo. Camino hacia el cubículo de Rosa y le paso el frasco por encima.
