Los Videntes [En edicion]

32: La inquisición

Jared:

Ella quiere saber sobre mi historia, le conté una parte, pero quiere saberlo todo, desde el inquisidor, hasta cuando escapé.

—Cuéntame —pidió de nuevo, rompiendo el silencio que provoqué

Asentí mientras tragué saliva, di un suspiro y comencé a narrar:

Mis padres murieron en un “accidente” primero fue mi padre en su trabajo, iba saliendo, dijeron que lo asaltaron, así lució, le quitaron su reloj, teléfono y billetera, y recibió un disparo, mi madre y yo estábamos destrozados, no podíamos creerlo, pero estuvimos obligados a realizar un funeral, al finalizar el funeral, mi madre y yo íbamos en el auto, tuvimos un “accidente”, una camioneta blanca se estrelló directamente con el de mi madre, yo tenía cinturón de seguridad, y ella también, el auto se volteó, pero aún podía escuchar la voz de mi madre gritar mi nombre, “Jared Jared, todo estará bien, Te Amo” y fue lo último que escuché de ella, alguien rompió el vidrio de la ventana y me sacó, pero no era un rescate, era un secuestro, me desmayé, pero lo último que recuerdo es una explosión, creo que fue el auto de mi madre, no tuve tiempo de llorar siquiera.

Pero me pregunté ¿porqué no me dejaron en el auto? Si de todos modos querían asesinarme.

 

Supe la respuesta después, querían torturarme.

 

Desperté adolorido y con un zumbido en mis oídos, pero se diezmó comparado con el miedo que sentí después, un grupo de personas encapuchadas me rodeaban, todos con una túnica café, mirándome, rogué que me dejaran salir, pero uno de ellos me cargó, me di cuenta que ni siquiera se molestaron en limpiar la sangre en mis brazos y cabeza, moría de frío y nadie me ofrecía algo para cubrirme. Finalmente me llevaron frente a tres personas, eran los inquisidores, me dijeron que estaba en una inquisición, por supuesto lo creí imposible;  pero era un adolescente fácil de impresionar, me dijeron lo que era, y que podía causar problemas.

En un futuro, me daría cuenta que las religiones estaban unidos contra los videntes al ver a los monjes en la inquisición.

—Los videntes son una sociedad de seres indeseados —decía un inquisidor, el que parecía estar a la cabeza— seres que Dios no creó ni lo deseó al igual que los nefilim, los últimos fueron eliminados durante el diluvio, pero los mortales tenemos el deber de erradicar a los videntes, brujos en otras palabras, desde tiempos remotos hemos sido responsables de eso.

Yo en ese entonces, gracias a mi videncia, tenía ya información que decía que el genocidio de las brujas nunca fue autorizado por la inquisición. Pero todo parecía indicar que eso fue mentira, que todo lo estuvieron haciendo bajo tierra, justo donde estaba en ese momento. Después descubriría que, todo lo que sabía sobre la inquisición, era mentira.

No era una sola inquisición, eran varias instituciones que combatían la herejía… y la brujería

—No voy a herir a nadie… —prometí ingenuamente

—Promesas vacías hemos escuchado por mucho tiempo. Te brindaremos una oportunidad de elegir, debes informarnos sobre un par de asuntos, de lo contrario, serás devuelto a donde perteneces, el averno—un segundo inquisidor amenazó, el mismo que después me perseguiría en un auto blanco y moriría

—Les diré lo que quieran

—Nos interesa saber el paradero de los otros videntes