Capítulo 24

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Victoria y James empezaron a tallarse en los árboles y a correr en círculos por todo el lugar para disipar el olor de Estella y Edward, dejando el suyo en el proceso.

El plan era que los metamorfos pensaran que ellos habían sido los que terminaron con la vida de la humana, así los Cullen y los Vlad no tendrían problemas ante cualquier sospecha. Mucho menos Edward o Estella, pues ante todos, ellos se habían ido de Forks antes de lo acontecido.

James se acercó al cuerpo que yacía en el suelo y con sus dedos quitó de la poca sangre que aún estaba fresca y que se había escurrido por todo el cuello de la humana.

Se llevó los dedos a la nariz, inhalando el embriagante olor que poco a poco se estaba yendo, pues la chica ya había muerto.

—Si la hubiera encontrado antes, tampoco habría dudado en dejarla de la misma forma —habla el rubio refiriéndose a como ahora se encontraba el cuerpo. Se manchó de sangre su camisa y se acercó a su novia, para poner lo que restaba sobre su mentón—. Así lo creerán mejor.

Victoria y James se pusieron alerta en cuanto escucharon los pasos que daban los metamorfos. El olor realmente les repugnaba y cuando los Quileute se dieron cuenta de que había vampiros, no dudaron en correr hacia ellos.

El gran lobo negro iba a la cabeza de todos. Siendo el alfa de la manada. Observó como el cuerpo de Isabella Swan estaba tendido en el suelo y parecía no tener vida, al menos para ellos porque no la habían visto bien, para saber que estaba más que sin vida, pues las mordeduras eran realmente horribles. Victoria y James sonrieron burlones y sin decir nada salieron corriendo a velocidad sobrehumana del lugar.

Los lobos no tardaron en correr tras ellos. Habían matado a un humano en su zona y los harían pagar.

Al menos eso pensaban porque sólo vieron como un chico aparecía de la nada y puso sus manos en ambos vampiros para después desaparecer de la misma forma en la que llegó.

Los lobos aullaron de frustración y enojo al no poder atrapar a los vampiros. Rápidamente se dispersaron entre los árboles para después salir vestidos con unos pantalones cortos.

Se acercaron al cuerpo de la chica Swan. El alfa tocó el cuerpo, sintiendo como todavía estaba tibio, revisó el pulso, pero no encontró nada.
Las marcas de los dientes les aseguraban que esos vampiros la habían matado y lo que más les enojaba era que no los habían podido matar.

—Es Isabella Swan —habla el alfa—. La hija del jefe de policía.

—¿Qué hacemos? —cuestiona unos de los chicos de la manada.

—Llamemos a la policía. Y tenemos que hablar con todos los Cullen. Aquí hay más de dos olores.

Charlie Swan junto a sus compañeros llegaron al lugar lo más rápido que pudieron. Sam les explicó que cuando estaban caminando por el bosque y encontraron el cuerpo sin vida de la chica.

Carlisle Cullen también llegó a la escena. Los oficiales habían solicitado asistencia médica y el doctor Cullen se ofreció voluntariamente a acudir, aun cuando no era su área.

Gastón le había querido acompañar, pero los metamorfos no sabían de la existencia de la otra especie de vampiros, así que la mejor opción fue que él se quedara en el hospital.

—Hay que llevarla al hospital para hacer la autopsia —informa el doctor Cullen—. Por las marcas, indica que un animal lo hizo, tal como en los casos anteriores.

Los oficiales no habían dejado que nadie se acercara al cadáver, ni siquiera el jefe Swan, quien no soportaba la idea de que su hija estuviera muerta. Era una ventaja que no se hubiera acercado, así no vería las marcas de dientes en el cuello de Isabella.

Una Vampira Diferente «Edward Cullen»Where stories live. Discover now