Capítulo 15

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El Volvo plateado se detuvo en medio del bosque. Estella se giró para ver al cobrizo, haciendo que este también la mirara.

—Lo haré —Estella sabía a qué se refería Edward—, sólo cuando ella me enfrente.

—No falta mucho, es obvio que sospecha.

—Entonces no tendré que esperar tanto —Edward se relamió los labios, acercó su rostro a la rubia y la besó con vivacidad, un beso que inmediatamente fue correspondido.

Pronto, el beso empezó a subir de tono. Edward pasó sus manos por la cintura de la chica, atrayéndola al asiento donde él estaba. Estella pasó sus piernas a cada lado del cobrizo. Era un beso fuerte, pasional y expresaba deseo, pero también amor. Edward pasó su lengua por el labio inferior de la rubia y sus manos presionaron las caderas de esta, haciendo que ahogara un gemido en los labios del cobrizo, Estella comenzó a moverse lentamente sobre la considerable erección del cobrizo y este gruñó por lo bajo ante la sensación.

Sus labios se separaron y los labios de Estella fueron directamente al cuello del cobrizo, haciendo que gruñera. Las manos de Edward se adentraron en debajo de la blusa de la rubia, donde por más fría que estuviera su piel, para ambos fue un tacto cálido.

Estella detuvo los movimientos y se separó, sus respiraciones parecían agitadas, pero solo trataban de sentir aire para tranquilizarse.

—Me gustaría seguir, pero no aquí y no ahora —murmura con lentitud Estella, y Edward estaba de acuerdo con ella. Él no quería que su primera vez fuera así, aún consideraba el hecho de llegar virgen hasta el matrimonio, pero cuando estaba con Estella, era difícil. Desde que conocieron, la tensión se sentía entre ellos, algo complicado de manejar.

<<Vamos, tengo hambre.

Estella abrió la puerta y bajó del auto, empezando a acomodar su ropa, se acercó a Edward y arregló su camisa, su cabello estaba desordenado, pero así lo dejó.

Se tomaron de la mano y comenzaron a adentrarse al bosque, hasta que minutos después llegaron al prado, a su lugar.

—En este lugar no hay humanos, Estella —Edward ahora sabía que Estella se alimentaba de humanos, no le molestaba, pero era nuevo para él. Había estado alejado de sangre humana demasiado tiempo, y se refería a la que era directamente de la vena.

—Iremos a Seattle —la rubia lo miró con una sonrisa ladina, tan característica en ella.

—Está a casi cuatro horas, dos si vamos corriendo —Estella rodó los ojos.

—¿Confías en mí? —el cobrizo asintió rápidamente—. Bien.

Estella se acercó a él. Al tener fuerza sobrenatural no sería problema para ella.
Hizo que Edward la sujetara de la cintura y ella pasó sus manos por el cuello de este.

Se sintió como si los aventaran hacia el aire. Pronto Estella y Edward se encontraban en el cielo, sobrevolando el verde bosque de Forks.

Estella no dijo nada, subió aún más para cubrirse entre las nubes y después de quince minutos, aterrizaron en un callejón en Seattle.

—¿Cómo...? ¿Ese es tu don? —Estella negó. Se separaron y ella lo jaló para salir del callejón.

—Los vampiros tradicionales podemos volar —dijo simple—, y al parecer tú padre también puede.

Eso sorprendió aún más a Edward. Pensaba que conocía a su padre casi al completo, ahora se daba cuenta que Carlisle Cullen tiene muchos secretos ocultos.

Se preguntaba si Esme sabía eso de Carlisle.

Comenzaron a caminar. Por suerte ese día estaba nublado en Seattle.

Una Vampira Diferente «Edward Cullen»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora