Capítulo 2

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La clase de Biología estaba por comenzar. Estella simplemente quería irse a su casa, aunque eso no le fuera posible. Cuando sus padres y abuelo les daban una orden, su hermano y ella tenían que acatarla tal cual les decían.

Iba detrás de la otra chica nueva y un chico rubio. El olor de la chica era bastante fuerte, ella lo sabía, pues cada que olía, no podía evitar querer vomitarse por tan dulce que era su sangre, aunque fuese imposible que vomitase.

—Señor Molina —el chico rubio señaló a la chica.

—Mike, ¡oh si!, ¿Señorita Swan? —la chica asiente con la cabeza gacha y pasa por el ventilador, el olor de su sangre haciéndose más intenso, haciendo que el de cabello cobrizo, que se encontraba sólo en la banca de enfrente, se cubriera la nariz con su mano.

Estella al percatarse de ello, se acercó al ventilador, sabía que su olor cubriría el de la chica Swan. Y así fue, pues los músculos del cobrizo parecieron relajarse un poco.

—¿Usted es la señorita Vlad? —la rubia mueve la cabeza en señal de afirmación. El profesor estaba por mandar a la chica Swan con el cobrizo, pero antes de que hablara, la rubia se le adelantó.

—Profesor, ¿podría sentarme enfrente?, mi vista no es muy buena —mintió, eso estaba más que claro, pero el profesor no tenía por qué saberlo.

—Sí, aquí hay un asiento —le señala el lugar vacío a lado del cobrizo—. Puedes sentarte con Mike —le dice a la chica Swan, toma dos libros y les da uno a cada una—. Estas son sus cosas y sigan la clase hasta que se pongan al corriente.

La chica Swan con una mueca inconforme se va a su asiento señalado, mientras que la rubia le da una sonrisa al profesor y se sienta junto al cobrizo.

Edward Cullen, como había escuchado que se llama, se acercó un poco más a la rubia, su olor hacía que sus instintos animales se controlaran y no quisiera matar a la chica Swan junto a toda la clase.

—Hoy vamos a observar el comportamiento de los Planaria, también conocidos como "Gusanos"

La rubia tomó un frasco de los que se encontraban en la mesa. Que no le gustara ir a una escuela, no impedía tener la iniciativa de trabajar en las clases.

Ninguno de los dos habló, estaban concentrados en la clase. Aunque el cobrizo, miró de reojo a su compañera de mesa. Se preguntaba cómo es que su olor opacaba hasta el más intenso. Ella tenía un olor dulce, pero no uno intenso que lo hiciera perder el control. Era un olor completamente extraño, jamás había percibido un olor parecido al de la chica.

Cuando estuvo más calmado, trato de leer su mente, como lo había intentado en la cafetería, sin embargo, la pequeña molestia volvió a aparecer, haciéndolo surgir una mueca apenas perceptible.

El cobrizo sintió una mirada sobre él. Con su mente buscó a la persona que lo miraba, pero solo encontró la imagen de Mike viendo en cómo la chica Swan lo observaba.

Él lo sabía, había encontrado a su Tua Cantante. La Tua Cantante de la que se podría alimentar y quedar totalmente satisfecho. Quería encajar sus dientes en ella y succionar hasta la más mínima gota de sangre. Al menos así era, hasta que el olor de la chica a su lado lo calmó.

La clase terminó y el cobrizo se levantó rápidamente de su asiento, dirigiéndose a la salida de la clase. Se encontraba abrumado por tan extraña situación. Una parte de él, quería indagar más sobre quién era la chica rubia, pero sabía que el olor de la chica Swan se lo haría difícil.

La rubia salió del salón de clases con delicadeza y elegancia. Que, aunque ya era normal en ella, para los demás era extraña su forma de caminar y los movimientos que hacía.

Una Vampira Diferente «Edward Cullen»Where stories live. Discover now