Capítulo 4

14.6K 918 73
                                    

•Ben Barnes es Diago Vlad

—¡Mamá! —Estella exclamó y corrió en dirección a la mujer castaña que le había dado la vida.

—¡Mi pequeña! En cuanto nos enteramos de lo sucedido vinimos —Diago rodó los ojos, a su parecer, su hermana seguía siendo una niña caprichosa y sus padres y abuelo no ayudaban mucho, lo que sí era cierto, es que él también la consentía, aún a sus para nada cortos años.

La rubia se separó y abrazó a su padre. El cual la recibió con los brazos abiertos. Había pasado un mes que no se veían porque ellos se habían separado semanas antes de llegar a Forks.

—No debiste dejar que te revisaran —murmuró por lo bajo, siendo escuchados solo por Carlisle y Edward.

—El doctor Cullen es muy bueno —al decir el apellido, los ojos de los Vlad se enfocaron en el hombre señalado por la rubia.

Por alguna razón, los pensamientos del rubio Cullen dejaron de escucharse en la cabeza del cobrizo, haciendo que quedara abrumado por lo que pasaba. Pensaba que su don estaba fallando, pues nunca le había pasado algo así.

Carlisle sugirió que fueran a su consultorio, tendrían más privacidad y así podrían hablar mejor.

—Carlisle Cullen, cuanto tiempo sin vernos —Gastón Vlad caminó hasta el hombre y se dieron un abrazo como si fueran amigos de toda la vida, y podría decirse que lo eran.

—Ha pasado mucho tiempo, Gastón —el cobrizo no supo exactamente cómo interpretar las palabras de su padre.

La familia Vlad era una de las mejores y más antiguas amistades que Carlisle tenía. Aunque cuando los conoció, sólo estaban tres de ellos. Diago, Marian y Gastón.

—Marian, tan hermosa como siempre —la Vlad mayor extendió su mano con delicadeza a Carlisle, quien la tomó con la misma delicadeza y depositó un beso en su mano.

—¿Cuándo llegaron?

—Hoy —respondió Marian—. Queríamos darle una sorpresa a nuestra hija —los Vlad cayeron en cuenta que Carlisle no conocía a Estella, pues cuando se vieron por última vez, Diago apenas tenía 3 años de edad.

—Estella, Diago, él es Carlisle Cullen, un viejo y muy querido amigo —Gastón decidió presentarlos—. Carlisle, ella es nuestra hija pequeña, Estella. Y a Diago ya lo conoces.

—Yo no conocía al señor Carlisle.

—Tenías tres años —y ahí estaba el porqué. ¿Qué niño se acordaba de las personas que conoció a los tres años? Sin considerar que tenía bastantes años viviendo.

—Él es Edward, es mi primer hijo —los padres Vlad asintieron. Se sentían felices porque su amigo haya encontrado algún acompañante en su larga vida, y eso que no sabían que en realidad tenía a todo un Clan.

—Creo que deberíamos irnos —la rubia asintió a las palabras de su hermano.

—Deberían ir a comer a casa un día de estos —los Vlad sonrieron a las palabras del patriarca Cullen mientras caminaban a la puerta del consultorio—. Quisiera que conocieran a mi familia.

—Lo haremos Carlisle, espero que sea como en los viejos tiempos.

Todos salieron del consultorio caminando a la salida. Los patriarcas de ambas familias conversaban sobre algo que los chicos no entendían. Mientras que Diago se quedó fuera de una puerta, al parecer algo había llamado su atención, o más bien, alguien había llamado su atención.

La rubia quiso jugar con el cobrizo, quería ponerlo nervioso, así que se detuvo, quedando lejos de sus padres, aunque sabía que aún así escucharían.

Una Vampira Diferente «Edward Cullen»Where stories live. Discover now