Capítulo 12

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—Solo estuviste dos días aquí —habla la rubia Vlad, abrazando a Nick—. Te voy a extrañar.

—Y yo a ti, hermosa. Regresaré en cuanto pueda —Estella asiente separándose de Nick—. Aparte, nos veremos en tu cumpleaños.

—Cuídate, Nick —Diago y Nick hacen un extraño saludo y un abrazo—. Me saludas al abuelo.

—¡Mi pequeño! Sabes que aquí tienes a tu familia —Marian lo abraza y le da un recipiente con cinco cupcakes—. Tienen nueva fórmula, espero te gusten.

—Todos los postres que haces son deliciosos, gracias Marian —todos voltean a ver Gastón Vlad, quien rueda los ojos y asiente.

—Cuídate, muchacho —eso era suficiente.

Nicolás subió a su motocicleta después de haber guardado el recipiente con los postres. Sonrió para después desvanecerse en el aire, desapareciendo junto a la motocicleta.

—Siempre me gustó su don —habló la matriarca Vlad, haciendo que sus hijos asintieran.

—Solo es teletransportación, nada del otro mundo.

—¡Ay, ya habló el que tiene el mejor poder! —los chicos Vlad solo se miraron para después entrar a la casa.

—Es mejor a sólo mover objetos y dormir a las personas —Marian abrió la boca indignada.

—Hipnotizar no sirve de nada.

—Oh, ¿en serio? —Gastón movió cuatro veces su dedo de un lado a otro, haciendo que su esposa quedara en trance—. Ahora Marian, entrarás y leerás alguna revista o un libro en silencio. ¿Entendiste? —Marian asintió y entró a la casa seguida de su esposo.

Agarró un libro del librero y se sentó en el sofá en completo silencio.

¡Algo de paz de esta casa! Pensó el patriarca.

Se dirigió a su laboratorio con su maletín. Gastón Vlad había empezado a trabajar en el hospital de Forks gracias a su amigo Carlisle Cullen.

Gastón le había comentado sobre sus avances científicos tratando de hallar alguna fórmula para que los vampiros pudieran salir al sol sin quemarse y, a Carlisle le había interesado, pues así podrían trabajar en conjunto para crear una fórmula general para vampiros tradicionales y evolucionados, sabiendo que, si lograban descubrirla, sería una nueva Era para los vampiros.

La puerta del laboratorio/despacho de Gastón sonó, abriéndose y dejando ver el rostro de su hija.
El patriarca hizo un ademán con su mano para que la rubia pasara.

—Hola papi —Gastón no pasó por alto el tono más agudo con el que Estella le había hablado—. ¿Hoy estarás todo el día aquí?

—Tengo el turno de noche —Estella asiente mientras se sienta en una de las sillas quedando frente a su padre—. ¿Qué vas a pedir? Recuerda que estás castigada y no puedes salir.

—Mamá si me deja —Estella se cubrió la boca con sus manos—. Sé que estoy castigada, pero quería salir un rato al bosque —siguió hablando tratando de que su papá olvidara lo dicho.

—Hay probabilidades de que haya sol. Y estás castigada —la rubia rodó los ojos—. Y no hagas eso.

—¡Papi! ¡Por favor! —su padre niega—. Solo será una hora, quiero ver a Ed... —y de nuevo se cubrió la boca con sus manos.

¡Ay, Estella! ¡Si que eres tonta!

—Mucho menos te dejare salir si es para ver a ese vampirito de cuarta.

Una Vampira Diferente «Edward Cullen»Where stories live. Discover now