Capitulo 18

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El apresurado matrimonio de lord y lady Mellark aún está rodeado de especulaciones, pero Esta Autora es de la firme opinión de que su unión ha sido por amor. El vizconde de Mellark no acompaña a su esposa a todos los actos sociales, pero cuando está presente, a Esta Autora no le ha pasado por alto que siempre parece murmurar algo al oído de su amada, y que ese algo siempre la hace sonreír y sonrojarse.
Siempre baila con su esposa un baile más de lo que se considera adecuado, y teniendo en cuenta que a muchos maridos no les gusta bailar ni una sola vez con sus mujeres, se puede afirmar que estamos ante una historia romántica.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,
10 de junio de 1814

Tras su estancia en el campo, los recién casados regresaron a Londres, donde todavía era plena temporada.

Katniss había confiado en aprovechar las tardes para reanudar sus lecciones de flauta, pero no tardó en descubrir que requerían su presencia continuamente y que sus días estaban ocupados con visita, salidas, compras y bailes.

Pero las noches las reservaba exclusivamente para Peeta.

Lo veía menos de lo que le hubiera gustado, pero entendía que era un hombre muy ocupado. Sus ocupaciones, tanto en el Parlamento como con sus propiedades, le llevaban gran parte de su tiempo.

Pero cuando regresaba a casa por la noche y se reunía con ella en el dormitorio, su comportamiento era maravilloso, le preguntaba cómo le había ido el día, le hablaba de su jornada y le hacía el amor hasta altas horas de la madrugada.

Se había tomado incluso la molestia de escucharla practicar con la flauta, y considerando el nivel de interpretación (no muy experto) de Katniss, el hecho de que Peeta se sentarse a escucharla durante algunos ensayos, sólo podía interpretarse como una muestra de gran afecto. 

Aunque su marido no la amara, se esforzaba mucho por hacer que se sintiera querida y apreciada. Y por el momento Katniss estaba siendo capaz de contentarse con eso.

Sin embargo, el resto de la sociedad, incluyendo Prim, se habían metido en la cabeza que su matrimonio era por amor.

Prim solía venir de visita por las tardes y aquel día no era una excepción. Ella y Katniss estaban el salón, sorbiendo té y comiendo galletas.

Newton se había acostado en el sofá al lado de Prim, y ésta le acariciaba el pelo con despreocupación.
—Todo el mundo habla hoy de ti.

—Todo el mundo habla siempre de mí —replicó Katniss —. Pronto encontrarán otro tema de conversación.

—No mientras tu marido siga mirándote como lo hacía anoche.

Katniss sintió calor en las mejillas.
—No hizo nada fuera de lo normal —murmuró.

—Katniss, estaba claro que sus ojos ardían de pasión.. Vi con mis propios ojos cómo apartaba a lord Snow del camino para llegar a tu lado.

—Llegamos por separado —explicó Katniss, aunque su corazón se llenaba de una dicha secreta—. Estoy convencida de que tenía que decirme algo, es todo.

Prim la miró con desconfianza.
— ¿Y lo hizo?

— ¿El qué?

—Decirte algo —continuó Prim con exasperación —. Acabas de decir que estabas convencida de que tenía que contarte algo. Si fuera ése el caso, ¿no te habría contado lo que tuviera que decir? Y tú sabrías lo que tenía que contarte, ¿No?

Katniss pestañeó.
—Me estás mareando.

Los labios Prim formaron un gesto contrariado.
—Nunca me cuentas nada.

El Vizconde LibertinoWhere stories live. Discover now