Capitulo 13

2.8K 221 24
                                    

Hay poco de lo que informar en Londres con tanta gente pasando unos días en Kent, en la reunión campestre de los Mellark. Esta Autora tan sólo puede imaginarse todos los chismes que pronto llegarán a la ciudad. ¿Habrá un escándalo, verdad? Siempre hay un escándalo en una reunión campestre.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,
4 de mayo de 1814

Peeta había pasado la mayor parte de la noche contemplando la oscuridad y viendo tan sólo el rostro de Katniss.

Para cuando se despertó ya era más de mediodía, pero no se sentía descansado. Su cuerpo estaba envuelto por una mezcla de agotamiento y energía nerviosa. 

Con un fuerte bostezo, se acercó hasta la ventana, no porque buscara algo o a alguien en particular ¿O si?. Aún así, antes de mirar abajo, sabía lo que iba a ver.

Katniss. 

Y supo que tenía que reunirse con ella.

.

Katniss no estaba de humor para buscar compañía. El estado de su mente estaba demasiado reflexivo como para entablar conversación, así que se escabulló hasta los jardines, y buscó un lugar tranquilo en un banco.

Era tan agradable encontrarse a solas, donde nadie fuera a comentar las ojeras bajo sus ojos o su poca conversación.

Era agradable estar a solas allí, poder sentarse e intentar aclarar sus pensamientos acerca del vizconde. Era una tarea que hubiera preferido posponer, pero tenía que hacerle frente, aunque en realidad no había mucho que aclarar.

Sabía que ya no podía oponerse a qué Peeta cortejara a Prim.

En los días anteriores él había demostrado ser sensible, comprensivo y un hombre de principios. Incluso heroico, pensó mientras recordaba la luz en los ojos de Magde cuando la salvó de Cressida.

Sentía devoción por su familia, y la había ayudado a superar uno de sus ataques de pánico con una gentileza y sensibilidad que la dejaba admirada.

Tal vez hubiera sido un mujeriego -tal vez aún lo era- pero estaba claro que esa conducta no era lo único que le caracterizaba. Y la única objeción que tenía Katniss ahora para que él no se casara con Prim era...

Tragó saliva dolorosamente. 

Era porque en lo más profundo de su corazón, lo quería para ella misma.

Pero eso era egoísta, y nunca podría pedir a Prim que no se casara con Peeta por un motivo así. Si Prim supiera que a Katniss le agradaba mínimamente, pondría fin al cortejo. ¿Y qué objeto tendría aquello? Peeta encontraría alguna otra candidata. No es que la fuera a cortejar en vez de a su hermana, así pues, ¿qué ganaba impidiendo un enlace entre ellos?

Nada aparte de la agonía de tener que verle casado con su propia hermana. Y eso se desvanecerá con el tiempo, ¿verdad que sí? 

Katniss soltó un suspiro. Un suspiro largo, triste, cansino, que le dejó sin aire los pulmones y los hombros hundidos. Le dolía el corazón.

Y entonces una voz llenó sus oídos. Su voz, grave y suave, como un cálido remolino en torno a ella.

-Qué aspecto tan serio.

Katniss se levantó de forma tan repentina que la parte posterior de sus piernas chocó contra el borde del banco. 
-Milord -exclamó.

Los labios de Peeta formaron una sonrisa.
-Pensé que tal vez te encontraría aquí.

Katniss abrió los ojos al darse cuenta de que él la había buscado de forma deliberada. Su corazón también empezó a latir más deprisa, pero al menos aquello era algo que podía disimular.

El Vizconde LibertinoWhere stories live. Discover now